Director: Wolfgang Petersen. Guión: David Benioff. Intérpretes: Eric Bana, Brad Pitt, Orlando Bloom, Sean Bean, Peter OToole, Brian Cox, Safron Burrows, Julie Christie. 163 min. Jóvenes-Adultos.
El alemán Petersen (1941) ganó un merecido prestigio en 1981 con El submarino. Afincado en EE.UU., ha firmado títulos más comerciales como En la línea de fuego, La tormenta perfecta o Air Force One. Ahora lleva a buen puerto una de las producciones más caras de la temporada, Troya, inspirada en la legendaria guerra que describió Homero en la Iliada. Griegos y troyanos se enfrentan a muerte por una mujer, aunque lo que desean es poder y gloria. Pero los griegos no podrán vencer si no cuentan con la ayuda del invencible Aquiles, enemistado con su propio rey Agamenón.
Troya, aunque cuenta con todos los elementos de una producción comercial, es una película épica que no se conforma con un despliegue de grandes efectos especiales, sino que se sustenta sobre sus personajes, algunos de ellos complejos y matizados, interpretados por un gran reparto. El tono dramático, combinado con la fisicidad de las escenas, confiere al film un tono shakespeariano que le beneficia notablemente. Brad Pitt (Aquiles) transmite muy bien el primitivismo de su personaje, guerrero y mujeriego, con rasgos nobles y salvajes a la vez; y Peter OToole (Príamo) encarna el personaje más humano, y es la conciencia de la propia película.
Ambición, honor, ternura, arrepentimiento… se dan cita en esta historia tan violenta y cruel como humana y vital. La producción es formidable, está envuelta por la música de James Horner (Titanic) y recuerda las películas de cartón-piedra más clásicas. El metraje es excesivo, como la violencia de muchas escenas y la promiscuidad de Aquiles, pero el resultado es notable, aunque no recomendable para gente menuda.
Juan Orellana