Extraña y singular como pocas la película de Jaime Rosales (Barcelona, 1970), hasta ahora cortometrajista, formado en la Escuela de Cine de La Habana, que ha ganado el premio FIPRESCI del pasado Festival de Cannes. Inspirada en casos reales, cuenta la vida cotidiana de un hombre aparentemente normal que en realidad es un asesino en serie. La película carece de la estructura clásica de planteamiento, nudo y desenlace. Simplemente relata con gran naturalidad cómo transcurre la vida de Abel: su trabajo, su novia, sus amigos
El estilo visual es muy cuidado, sobrio, planos largos, muchos fuera de campo, sin movimientos de cámara, y con un estilo interpretativo naturalista que se parece mucho al de la aclamada Smoking Room. Las dos únicas escenas violentas de la película están rodadas de forma que en ningún momento veamos imágenes repulsivas y desde luego sin planos cortos que se recreen en el horror.
Las horas del día plantea la radiografía de una sociedad en la que la locura y la violencia han entrado a formar parte de la trama íntima de la normalidad. Psicologías enfermas son un ingrediente inevitable -o un fruto- de un mundo sin ideales ni motivaciones reales. Ni siquiera las personas más cercanas a Abel se dan cuenta de lo que le pasa realmente. Y es que la incomunicación es la otra cara de la misma moneda.
Juan Orellana