Directores: Tim Johnson y Patrick Gilmore. Guión: John Logan. Dibujos animados. 86 min. Todos.
A pesar de su notable debut con Antz y El príncipe de Egipto, y de su éxito mundial con Shrek y Chicken Run, el departamento de animación de DreamWorks no deja de dar bandazos. Ahí están los fracasos de La ruta hacia El Dorado y Spirit, el corcel indomable, y ahora la fría acogida en Estados Unidos de Simbad, aunque, en realidad, se trata de una espléndida película en 2D y 3D, muy espectacular y elogiable en casi todos sus aspectos.
Basado libremente en los relatos de Las Mil y Una Noches, el guión de Simbad arranca cerca de la ciudad de Siracusa, en mitad de un Mediterráneo mítico. Allí se vuelven a cruzar los destinos de dos amigos de la infancia: Simbad, un pirata divertido y aventurero, y Proteo, un honesto príncipe, prometido con la bella Marina, embajadora de un pueblo vecino. Una noche, la malvada Eris, diosa de la discordia, roba de Siracusa el valioso Libro de la Paz, que mantiene el orden en el mundo. Además, hace que acusen a Simbad de la sustracción. Pero Proteo intercede por su amigo y le sustituye en la antesala del cadalso. Así, Simbad tendrá diez días para viajar al temido Tártaro, encontrar el Libro de la Paz y devolverlo.
Guionista de Gladiator y RKO 281, John Logan ha escrito para Simbad un guión fluido, con personajes con entidad y equilibrado en su cóctel de aventuras mitológicas, romance clásico, comedia irónica y drama moral sobre la ambición, la amistad, el deber y la valentía. De este modo se sostiene bien el despliegue de secuencias espectaculares, con una planificación alucinante, una excelente animación de personajes y un audaz recurso a fondos y efectos en 3D, que sólo chirrían un par de veces. El conjunto se redondea con un color fascinante, una ambientación siempre sugestiva y una vibrante partitura de Harry Gregson-Williams, en la que dominan los tonos épicos y los contrapuntos exóticos.
Jerónimo José Martín