En Mensaje en una botella, adpatación de la novela de Nicholas Sparks, la muerte aletea a lo largo de toda la trama. Es precisamente la pérdida de su joven esposa la que lleva a Garret (Kevin Costner), un reparador de barcos, a manifestarle póstumamente su amor a través de un mensaje que lanza al mar en el interior de una botella. Dicho mensaje lo encuentra seis años después Theresa (Robin Wright Penn), una joven y agresiva periodista de Chicago que lucha por sacar adelante a su hijo. Tras el fracaso de su matrimonio, el afán por encontrar un amor para siempre, como el que expresa el mensaje de la botella, le lleva a intentar encontrar a su autor.
Como puede apreciarse, no falta casi ninguna de las líneas maestras del melodrama. Bien articuladas, mantienen el interés de la historia -a pesar de la levedad de su excusa narrativa-, gracias a unos diálogos sugerentes, unas buenas interpretaciones y la detallista puesta en escena. En fin, una correcta película, a ratos esteticista y empalagosa, al igual que la fotografía y la música.