Ziad Doueri, libanés, ha trabajado en Estados Unidos con primeros espadas del mundo del cine; pero ha rodado su primera película en Beirut y con los pocos medios de una productora libanesa y otra francesa.
Muy autobiográfica, relata la guerra civil libanesa desde la mirada -una mirada llena de frescura y humor- de dos adolescentes musulmanes y una cristiana. Su inconsciencia inicial les lleva a vivir despreocupadamente -¡no hay clases!- y de espaldas a la intermitente guerra; incluso, por divertirse y por conseguir cinta para su tomavistas, hacen arriesgadas incursiones en terrenos peligrosos. Hasta entran, por curiosidad, en un prostíbulo de zona neutral: el despertar sexual -tratado con ingenuo y sano realismo- les «entretiene» más que las consecuencias de la guerra. Pero, poco a poco, la situación familiar, crueles experiencias bélicas en su propio barrio, la escasez de alimentos, un futuro sin horizonte… les hacen madurar y ser conscientes, solidarios…
Ziad Doueri intercala en su sencilla y eficaz narración fílmica escenas del tomavistas de los chicos y trozos de documentales de la guerra, lo cual da una atractiva unidad al relato visual. Muestra, en pequeños rasgos, las características humanas y sociales, religiosas, la actitud alegre, abierta y comprensiva de sus gentes de la zona Oeste (musulmana). Critica con suavidad y humor el fanatismo religiosopolítico; planteado todo como un relato adolescente, el resultado de esta opera prima es también algo entrañable, sincero. El lenguaje de Ziad Doueri tiene el encanto espontáneo, mediterráneo, de sus raíces, y el rigor técnico de su aprendizaje en USA.
Pedro Antonio Urbina