Después de alcanzar la cúspide de la fama con Rain Man, Barry Levinson ha ido perdiendo el favor de crítica y público a pesar de haber dirigido films personales de interés como Avalon y Toys. Ahora parece medir con cuidado sus pasos, como demuestra esta película de bajo presupuesto.
Narra las peripecias de Jimmy (Joe Pesci), un actor en paro que no ha perdido las esperanzas de triunfar en la Meca del Cine. Pero el Hollywood actual es una ciudad que frustra enseguida a los que llegan en busca de fortuna, y donde imperan la suciedad y la delincuencia. Cuando a Jimmy le roban la radio de su coche, decide representar el papelde jefe de un comando que limpia las callesde Hollywood de criminales. Sus vídeos como activista encapuchado en defensa de la ciudad serán emitidos por todos los canales televisivos, proporcionándole la fama que no pudo conseguir en el cine.
La película -escrita y dirigida por Levinson-, se ve con agrado. Sin tremendismos -siempre queda la idea de que Hollywood es la «fábrica de los sueños»- se hace una crítica a un sistema que fácilmente acaba con las ilusiones de los que creían en él. El film está rodado con oficio, y tiene algunos momentos ingeniosos. Quizá pesa demasiado la presencia de Joe Pesci, en detrimento de los atractivos personajes de Christian Slater y VictoriaAbril, poco desarrollados.
José María Aresté
