La joven Freda pasa unas vacaciones con su marido en en la playa de Peabo Island: el objetivo es limar unas incipientes fricciones matrimoniales. Debido a su afición a la música country, Freda traba amistad con Camilla, una anciana violinista a la que su hijo trata como si fuera una niña. Las dos juntas emprenderán una singular aventura.
Deepa Mehta se ha esforzado en imprimir un tono amable a su historia de relaciones humanas. De algún modo ha pretendido recoger el testigo de otra película en que participaba Jessica Tandy: la estupenda Tomates verdes fritos. El resultado no es el apetecido.
El guión, estructurado como un viaje iniciático en el que las dos protagonistas se reencontrarán a sí mismas, es irregular. Falla en algo básico: fundamentar los lazos que estrechan la amistad entre ellas. Tampoco es muy convincente el amor de juventud recuperado por Camilla o el personaje interpretado por Graham Greene, metido casi de clavo. Se trata del típico film en que se salvan algunos aciertos parciales y las buenas intenciones.