Director: Barry Levinson. Intérpretes: Michael Douglas, Demi Moore, Donald Sutherland.
Tom (Michael Douglas) es un ejecutivo de una empresa de alta tecnología felizmente casado. Tras un importante acuerdo, cree que ocupará una vicepresidencia vacante, pero el puesto va a parar a Meredith (Demi Moore). Antigua novia de Tom, Meredith pasa a ser su jefe, y se aprovecha de tal posición para acosarle sexualmente.
Barry Levinson, después de algunos tropiezos, se ha cubierto las espaldas en su último film. El éxito del best-seller de Michael Crichton, aureola de escándalo incluida, y la profesionalidad del director, dan como resultado un producto de impecable factura, que, desde luego, no aburre. Los aspectos tecnológicos del film, sobre todo la realidad virtual, dan a la historia un atractivo look futurista.
Quizá lo más original del film es la presentación del sexo como arma de poder en el mundo de los negocios, junto a la crítica de tal reduccionismo. Reduccionismo muy semejante al de considerarlo como mero instrumento de placer, una vez vaciado del amor que le da sentido. Lo que le falta a Levinson es sutileza, y así rueda una demasiado larga y desagradable escena de acoso, y recurre a un crudo lenguaje a la hora de describir situaciones. En cuanto a la visión del mundo empresarial que se da, no es muy optimista. En ese estado de cosas el amor de la esposa de Tom adquiere su forma más noble.
José María Aresté