Director: John Frankenheimer. Guión: Richard Stanley y Ron Hutchinson. Intérpretes: Marlon Brando, Val Kilmer, David Thewlis, Fairuza Balk, Ron Perlman, Marco Hofschneider. 105 min.
Douglas, único superviviente de un accidente aéreo, es rescatado en mitad del océano y conducido a la isla del Dr. Moreau. Allí, el doctor, premio Nobel desaparecido hace años de los ambientes científicos, se dedica en el anonimato a sus dantescos experimentos. Muy pronto, Douglas se dará cuenta de que nunca le dejarán abandonar la isla.
La isla del Dr. Moreau de H.G. Wells es llevada de nuevo al cine. Esta parábola del hombre que se pone en lugar de Dios contiene numerosas referencias religiosas. El doctor, a través de la genética, quiere fabricar criaturas perfectas y felices. Pero logra engendros que se obstina en perfeccionar: les da una ley, reclama su adoración…; sin embargo provoca la rebelión. El film ofrece varias lecturas: se puede ver una acertada crítica a la soberbia humana, o una discutible queja desesperada -casi blasfema- a Dios, que habría hecho al hombre limitado y malvado, no muy lejano a las bestias.
La película, como simple muestra de cine fantástico y de aventuras, resulta aceptable. Destaca el fascinante trabajo de Stan Winston en el diseño de las distintas criaturas. El veterano John Frankenheimer (El hombre de Alcatraz, French Connection II) dirige con aplomo y ofrece secuencias de gran mérito, aunque decepciona la resolución. Tras las versiones de Charles Laughton y Burt Lancaster, Marlon Brando compone con talento a un Moreau que recuerda al coronel Kurtz de Apocalypse Now.
José María Aresté