Director y guionista: Orson Welles. Intérpretes: Francisco Regueira, Akim Tamiroff, Orson Welles, Patty McCormack. 116 min.
Orson Welles dejó inacabada esta obra muy personal, que inició en 1957. Siete años después de su muerte, en 1992, Patxi Irigoyen y Jesús Franco hicieron un montaje con el material rodado, que ahora se estrena.
El film rezuma la fuerza de su director, pero hay que verlo como lo que es: un film sin terminar que podía haber sido una obra maestra. Welles sitúa la acción en la época actual. Esto, que podría considerarse caprichoso, o dictado por la precariedad del rodaje, sirve para mostrar la universalidad de don Quijote y Sancho, y la del relato de Cervantes, de quien toma relevo el propio Welles como cronista.
La acción comienza en un intemporal escenario campestre; es a partir de que caballero y escudero se separan, cuando la película pierde un tanto su ritmo; Sancho Panza recorriendo Pamplona, en pleno San Fermín, preguntando por una cajita que tiene imágenes y hace ruido -la televisión- llega a agotar. En cualquier caso, las andanzas de don Quijote y Sancho -muy bien encarnados- se siguen con interés, gracias a los maravillosos diálogos que mantienen. La fotografía en blanco y negro, muy contrastada, da a algunas de las imágenes un tono de aguafuerte muy atractivo. Y el ataque a los molinos de viento se resuelve con una admirable planificación.
José María Aresté