Directora: Mira Nair. Guión: Robin Swicord. Intérpretes: Alfred Molina, Marisa Tomei, Anjelica Huston, Chazz Palmintieri. 112 min.
Desde Salaam Bombay (l988) -Cámara de Oro del Festival de Cannes-, película que parecía prometer una obra nueva, Mira Nair, nacida en la India, no ha ido sino defraudando; en parte quizá por empeñarse en tratar temas y ambientes que no son los suyos, que no conoce bien: buena muestra de ello fue Mississippi Masala (l993) y ahora lo es Cuando salí de Cuba.
La película trata de un cubano que, tras 20 años de cárcel en la Cuba de Castro, desposeído de sus tierras, es liberado. Se dirige a Florida, donde viven su mujer y su hija. En el viaje se le colgará al cuello una prostituta insensata.
El desarrollo escueto del argumento es una verdadera tragedia, los hechos son desgarradores; pero la realizadora lo plantea como una comedia, y lo va contando todo… sin gracia ninguna. Querer poner risa y humor en esto es querer sacar agua de una peña: haría falta un Moisés.
Mira Nair no parece darse cuenta de que maneja personas, sentimientos. Hace un cine vulgar, y lleno de tópicos de agencia turística, que trivializa la injusta situación de Cuba y el dolor de los exiliados. Recurre a lo barato y grosero con sobresaliente sosería. Junto a eso, no sabe dirigir a los actores ni hay papel consistente para ellos: nunca ha estado tan mal Marisa Tomei; y las demás grandes figuras recurren al estereotipo a falta de otro apoyo.
Pedro Antonio Urbina