Director: Goran Paskaljevic. Guión: Gordan Mihic. Intérpretes: Tom Conti, Miki Manojlovic, María Casares. 95 min.
Interesante coproducción europea, ganadora en 1995 del Premio del Público en el Festival de Cannes y de la Espiga de Oro en la Seminci de Valladolid. El sólido guión de Gordan Mihic describe las desventuras de un grupo de inmigrantes que malviven en un callejón de Brooklyn con la esperanza de hacer realidad algún día el sueño americano. El personaje más patético es Bayo (Miki Manojlovic), inmigrante ilegal montenegrino, que envía regularmente dinero a su país para que su familia pueda reunirse con él. Bayo trabaja en el bar de Alonso (Tom Conti), un pobre guitarrista español cuya madre añora la idílica paz de su pueblo natal. Los esfuerzos de Bayo y Alonso por superar su propio desencanto vital nunca dan resultado; así que se refugian en la fantasía y en la fuerte amistad que los une.
El prestigioso director serbio Goran Paskaljevic (Cuvar plaze u zimskon periodu, Poseban Tretman) aúna muy bien el melodrama costumbrista con una suave crítica social. Su puesta en escena es realista, pero incluye sugestivas fugas oníricas al estilo de Federico Fellini o de Emir Kusturica, el cineasta más destacado del denominado Grupo de Praga, al que también pertenece Paskaljevic. Es el suyo un cine de singular belleza visual y muy rico desde el punto de vista dramático, gracias al esmero con que se perfilan los personajes, todos ellos muy bien interpretados.
Más allá de la reflexión política o sociológica, Goran Paskaljevic incide sobre todo en los dramas íntimos de esos personajes encantadores, cuyo desamparo resulta muy cercano al espectador. De todos modos, el tono tragicómico de la historia está marcado por el pesimismo y un cierto permisivismo moral, que da lugar a una breve secuencia sexual. En todo caso, esto no estropea demasiado la amable humanidad de la película.
Jerónimo José Martín