Contrariamente a sus anteriores películas, Bigas Luna ha optado esta vez por la elegancia narrativa, basando su guion en la novela de Didier Decoin, que siento desconocer; porque si la historia de la camarera y del minero Horty es de un hermoso realismo romántico y poético, no puedo saber a ciencia cierta si corresponden sólo al obsexo objetivo de Bigas Luna las discordantes y reiteradas escenas, no de sexo, sino de sensualidad pornográfica. Cabría añadir otras notas positivas, pero es tan honda la discordancia entre amor romántico y pornografía, que la calidad global de la película queda averiada y falsificada.
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