Debut tras la cámara del actor Kevin Spacey. Tres delincuentes secuestran a un grupo de clientes en un bar. Spacey crea una atmósfera claustrofóbica, gracias a un sólido guión y a unos magníficos actores. El final, pesimista, refleja las debilidades de la naturaleza humana, aun de aquellos -Faye Dunaway, aferrada siempre a su rosario- que se apoyan en sus creencias religiosas.
José María Aresté