Ambiciosa coproducción internacional que adapta la popular novela del escritor español Arturo Pérez-Reverte. Describe las andanzas en Sarajevo, en pleno conflicto de Bosnia-Herzegovina, de tres reporteros españoles: una novata y ambiciosa presentadora de televisión, un rudo cámara y un redactor que está de vuelta de todo.
Lo mejor de la película es el meritorio trabajo de ambientación -se rodó en Sarajevo y en otros lugares de Croacia y Bosnia- y la brillante puesta en escena de Gerardo Herrero, que resuelve las secuencias de acción con gran solidez y verosimilitud. En este sentido, la fotografía de Alfredo Mayo, la partitura de Ivan Wyszogrod y los efectos visuales y sonoros son muy eficaces.
Donde la película hace agua es en el aspecto dramático. Fieles a la obra de Pérez-Reverte, el guión, la realización y las interpretaciones adoptan un tono de irritante frialdad ante los hechos que describen. Esta opción evita el sensacionalismo morboso -en este punto, las críticas a las cadenas televisivas son interesantes-, la sensiblería facilona o el análisis ideológico parcial del conflicto de Bosnia. Pero esa frialdad lleva a que se confunda la ponderación y objetividad que debe caracterizar a ese cazador de noticias que es el reportero con la falta de compromiso moral y el cinismo. Quizá responda a la realidad ese retrato patético y desquiciado de la tribu de los reporteros de guerra. Pero se echa en falta algún personaje con más solidez moral, y resulta insistente y artificioso el recurso al sexo explícito y al lenguaje soez.
Jerónimo José Martín