Alan Darcy es un asistente social empeñado en devolver la dignidad perdida a un grupo de desorientados jóvenes de Nottingham. Para ello organiza un club de boxeo que tienen que sacar adelante entre todos. El trabajo, los entrenamientos o la disciplina son algo a lo que esos jóvenes no están acostumbrados. Pero, poco a poco, se incorporan al proyecto, abandonan la droga, la delincuencia o las rencillas familiares, y descubren valores y sanas ambiciones que les permiten recuperar no sólo la forma física, sino sus propias identidades. Todo va bastante bien hasta el día de su primera competición contra otro club.
El joven guionista y director Shane Meadows ha querido hacer un homenaje a muchas personas reales que se esfuerzan por sacar a la juventud de su comunidad de ese peligroso matar el tiempo 24 horas al día, 7 días a la semana. Para ello dirige una mirada llena de cariño hacia situaciones de miseria, más moral que económica, que parecen familiares a muchos artistas recientes de Gran Bretaña, como Ken Loach o Alain Sillitoe.
La puesta en escena es todo un reto: apuesta por el blanco y negro, una banda sonora compuesta íntegramente de excelentes canciones, diálogos doblados -prácticamente no hay sonido ambiental- y una planificación muy sobria, a tono con la historia. Bob Hoskins lleva la acción en volandas del primero al último fotograma, muy bien secundado por una docena de actores ingleses que, pese a su juventud, dan pruebas de buen oficio ante la cámara.
Fernando Gil-Delgado