Director: Ademir Kenovic. Guión: Ademir Kenovic y Abdulah Sidran. Intérpretes: Mustafa Nadarevic, Almedin Leleta, Almir Podgorica. 110 min. Jóvenes-adultos.
Esta coproducción franco-bosnia ha recibido diversos premios y ha sido candidata a la mejor película europea. Rodada entre 1992 y 1996, recrea casi en directo el asedio de Sarajevo por los chetniks serbios, a través de las andanzas de un atormentado poeta musulmán cuya mujer e hija han huido al extranjero. Un día, se cuelan en su casa dos niños también musulmanes, uno de ellos sordomudo, cuya familia ha sido exterminada casi al completo; sólo les queda una tía, a la que buscan por la destrozada ciudad.
En su vibrante puesta en escena, el bosnio Ademir Kenovic (Kuduz; Cojek, Bog, Monstrum) integra a la perfección las tragedias íntimas de los personajes -todos ellos muy bien interpretados- en el dantesco marco de la reciente guerra en Bosnia, con sus complejas implicaciones políticas, sociales y religiosas. Para ello, recurre a un duro realismo visual, de gran eficacia dramática, que rompe de vez en cuando con singulares contrapuntos fantásticos, en torno a las imaginaciones de los tres protagonistas. Estas salidas oníricas oxigenan con humor negro la sordidez del relato, pero a veces rebajan su impresionante y desnudo verismo, casi documental.
En cualquier caso, el conjunto adquiere valor antropológico por la humanidad y ponderación con que Kenovic afronta los conflictos planteados. Él no pretende hacer un sesudo análisis de las causas y consecuencias de la guerra; le interesa sobre todo reflejar la deshumanización y desesperanza que provoca, y exaltar de paso los heroicos gestos de solidaridad que también se dan en ella. Su mirada no deja de estar cargada de tristeza y pesimismo sobre la condición humana, pero sabe encontrar resquicios de esperanza; una esperanza, sin embargo, limitada, pues no es capaz de descubrir, en el infierno de Sarajevo, el rostro de Dios.
Jerónimo José Martín