Un eficaz policía de Los Angeles tiene que investigar en un alejado internado una serie de asesinatos de chicas ciegas. Mientras su peculiares métodos le enfrentan con la policía local, se enamorará de una ciega, testigo de uno de los crímenes, que puede ser la próxima víctima.
En esta su tercera película como director, el británico Bruce Robinson demuestra que tiene una gran personalidad visual, que es un buen director de actores y también que le falta experiencia. Así, tras una primera mitad bastante intensa, el film se le escapa de las manos, hasta culminar en un final abrupto que deja varios cabos sin atar.
Otros puntos oscuros de la película son su lenguaje habitualmente grosero, su insistencia en ciertos elementos macabros y una descarada secuencia erótica, metida como reclamo.
Jerónimo José Martín