La cinematografía oriental está de enhorabuena. En los últimos años ha logrado cierta difusión en Occidente y además ha copado los principales premios en los festivales más importantes. Precisamente Qiu Ju supuso para Zhang Yimou el León de Oro en Venecia y para Gong Li -esa gran actriz, mujer de Yimou y habitual en sus films- el premio a la mejor interpretación femenina.
Yimou sorprende con esta película, bastante alejada del tono de Sorgo rojo, Semilla de crisantemo o La linterna roja. Por primera vez narra una historia que discurre en la China actual. Quinglai mantiene una disputa con Wang Shantang, el jefe de la aldea, y éste le propina una patada. Qiu Ju (Gong Li), la mujer de Quinglai, desea una disculpa de Wang por esa humillación. Pero el orgullo de Wang es demasiado grande, por lo que Qiu Ju decide recurrir a las diversas instancias judiciales para alcanzar una satisfacción.
A lo largo de la narración se pueden observar dos voluntades igualmente tercas: la de Qiu Ju, que pese a su avanzado embarazo va de un lado para otro para lograr su deseo; y la de Wang, que está dispuesto a la compensación económica, pero no a pedir perdón. Todos los demás personajes desearían la conciliación, y hasta tratan de simular una buena voluntad en la otra parte.
A través de estas correrías se hace una radiografía de la sociedad china actual. No sólo de los tribunales, sino también de los campesinos, regentes de casas de huéspedes, pícaros, gerifaltes del régimen… Se trata de un retrato amable, con rasgos de humor, que no se propone acentuar la crítica social. En el desenlace de la historia se reconoce el tratamiento fatalista característico de Yimou: las cosas nunca salen como uno esperaba.
El film tiene un tratamiento realista. La mayoría de las escenas de masas han sido tomadas sin que los interesados se dieran cuenta y con sonido directo. La fotografía goza de ese colorido vivo propio de Yimou, que además ha optado por narrar con planos generales o medios; única excepción es el último plano, que contribuye a llenar de fuerza el final de la historia.