Precedida del éxito de Salaam Bombay, esta nueva película de la directora india afincada en USA no consigue vivir de las rentas, ni aun con el indebido premio en Venecia al mejor guión. No es documental como aquélla ni la historia tiene solidez. Hay trazos sobre la Uganda de 1972 bajo Idi Amin; hay una poco coherente historia generacional y afectiva en Mississippi,1990, donde los protagonistas indios se afincaron al dejar Masala.
Nair ha dirigido otras tres películas -tema racista, de explotación sexual, de injusticias sociales-; pero sigue sin dominar su oficio. No exenta de interés, transmite confusas ideas morales y una documentación a veces tendenciosa.