Otro toque humano de la productora de Solas. Me parece que esta nueva película de Miguel Hermoso (Truhanes, Como un relámpago) transmite luz, toda ella es luz porque no hay odio sino una búsqueda de ternura, un deseo eficaz de ayudar y comprender… Una película abierta y fresca, en la que caben la risa y el humor.
Si se cuenta el argumento descarnado de ese abierto creador que le da vida, se queda en un melodrama, que en definitiva es un drama con sentimientos. Quédese la cosa en decir que es un momento de una vida a la que le es dado rectificar y recomponer, y empezar otra vez; y ayudar a una vida que empieza para que no tenga, dolorosamente, que rectificar y recomponer. Eso es.
Y esa página alentadora y llena de esperanza está muy lejos de ser dulcemente tonta. Al contrario. Incluso tiene un comienzo sexualmente brutal, y hay robos, traiciones y violencia, corrupción, escándalo infantil, parricidio moral (si se puede hablar así).
Un ritmo que podría ser acelerado, y que contiene el valor humano; el valor humano se sobrepone a la tentación de un thriller o una road movie o cualquiera de esos productos USA de consumo. La persona emerge de entre la vorágine. Hay un tiempo para el recuerdo y la añoranza, un tiempo contemplativo, un tiempo para mirar el mar… Pero sobre todo hay luz.
Pedro Antonio Urbina