Breves notas sobre algunas películas que se estrenan el 1 de febrero.
Verano del 84
Summer of 84
Directores: François Simard, Anouk Whissell, Yoann-Karl Whissell. Guion: Matt Leslie, Stephen J. Smith. Intérpretes: Graham Verchere, Judah Lewis, Caleb Emery, Cory Gruter-Andrew, Tiera Skovbye, Rich Sommer, Jason Gray-Stanford, Shauna Johannesen. 105 min. Jóvenes. (VS)
Aquel verano, el imaginativo Davey Armstron propuso a sus amigos descubrir la identidad de un asesino en serie. Estaba convencido de que se trataba de su vecino –un policía–, de modo que se dedicaron a espiarlo.
Los creadores de Turbo Kid, una fantasía de bajo presupuesto que tuvo bastante éxito hace un par de años, han realizado una película nostálgica, que comienza como un homenaje a Los Goonies, pero que cobra un giro mucho más siniestro. Estos adolescentes no tienen el encanto de los Goonies o de los protagonistas de Stranger Things. La historia está narrada con más seriedad, los adolescentes hormonados –lenguaje soez incluido– son demasiado normales; pero el misterio funciona: el suspense es real, las dudas en torno a la identidad del asesino se mantienen hasta el final y, a medida que la trama avanza, el tono deja de ser el de Spielberg y se vuelve terrorífico. Fernando Gil-Delgado.
Todos a una
Chacun pour tous
Director: Vianney Lebasque. Guion: Vianney Lebasque, Frank Bellocq, Victor Rodenbach. Intérpretes: Ahmed Sylla, Olivier Barthelemy, Jean-Pierre Darroussin, Camélia Jordana. 94 min. Jóvenes. (SD)
Para no perder la subvención de la Federación y poder participar en los Juegos Paralímpicos de Sydney 2000, el entrenador del equipo francés de baloncesto ficha a siete falsos deficientes intelectuales y los une a los dos únicos verdaderos jugadores con discapacidad. Como era de prever, las cosas no salen como las había previsto.
Inspirada en penosos hechos reales, esta especie de Campeones a la francesa también subraya la dignidad y humanidad de cualquier persona –aunque tenga deficiencias físicas, psíquicas, intelectuales o afectivas–, al tiempo que arremete contra la moral del triunfo a cualquier precio. El conjunto se deja ver gracias a su acertado planteamiento y al buen trabajo de todo el reparto. Pero nunca alza el vuelo, padece varias arritmias y recurre en exceso al humor grueso, de modo que se queda lejos de las mejores comedias francesas recientes. Jerónimo José Martín.