En un comunicado del 6 de octubre, la Santa Sede anuncia que el Papa ha ordenado ampliar la investigación sobre el antiguo arzobispo de Washington, Theodore McCarrick, recientemente sancionado por contactos sexuales con un joven seminarista. Se trata tanto de examinar otras acusaciones como de precisar cuándo llegaron las sospechas a Roma y qué se hizo con ellas.
El comunicado dice que en septiembre de 2017 la archidiócesis de Nueva York alertó a la Santa Sede sobre la denuncia de un antiguo seminarista y sacerdote contra McCarrick. Roma ordenó una investigación preliminar, que reveló indicios serios contra el acusado. De ahí la imposición a McCarrick, en junio pasado, de retirarse a una vida de oración y penitencia, y su renuncia al cardenalato.
Ahora, teniendo en cuenta que hay más acusaciones contra el arzobispo, el Papa “ha dispuesto que la información reunida en la investigación preliminar se complete con un estudio minucioso de toda la documentación sobre el antiguo cardenal McCarrick guardada en los archivos de los dicasterios y organismos de la Santa Sede”, señala el comunicado.
Este examen, añade el comunicado, puede sacar a la luz “decisiones que no estén en consonancia con el modo actual de abordar estas cuestiones”. Pero, como dice con palabras del Papa Francisco en su viaje a Estados Unidos en 2015, “seguiremos el camino de la verdad, adondequiera que nos lleve”. Pues “ni los abusos ni su encubrimiento pueden ya ser tolerados, y dar un trato especial a los obispos que los hayan cometido o encubierto supone una forma de clericalismo inaceptable”.
“Ni los abusos ni su encubrimiento pueden ya ser tolerados, y dar un trato especial a los obispos que los hayan cometido o encubierto supone una forma de clericalismo inaceptable”
El estudio de los archivos, también los de Estados Unidos, podrá satisfacer la petición, hecha el mes pasado por el presidente de la Conferencia Episcopal norteamericana, Card. Daniel DiNardo, de que se investigara qué se sabía de las sospechas y denuncias contra McCarrick cuando fue consagrado obispo (1977) y puesto al frente de distintas diócesis, hasta la de Washington (2000).
Ouellet responde a Viganò
A lo mismo se refiere el Card. Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, en una carta abierta, fechada el 7 de octubre, donde se declara “extremadamente asombrado” por los fallos en la selección de candidatos al episcopado que llevaron a los nombramientos de McCarrick. A la vez, rechaza las acusaciones del arzobispo Carlo Maria Viganò, antiguo nuncio en Estados Unidos, contra el propio Ouellet y contra el Papa, de no hacer nada pese a conocer los hechos de McCarrick, y revocar una sanción impuesta por Benedicto XVI.
Ouellet confirma algo de lo que dijo Viganò: que, ante los rumores sobre la conducta pasada de McCarrick, el anterior prefecto para los Obispos, Card. Giovanni Battista Re, le instó a evitar viajes y comparecencias públicas. El propio Ouellet comunicó después esta decisión a Viganò, nombrado nuncio en 2011. Pero, precisa, hasta ahora no hubo nunca sanción formal a McCarrick: Benedicto XVI no le impuso ninguna y Francisco no pudo anularla ni ignorarla.
La razón de que no se sancionara a McCarrick, dice Ouellet, es que entonces no había pruebas. Tampoco Viganò las tenía en 2013 cuando, según dice, mencionó el asunto a Francisco, que sin embargo ha sancionado a McCarrick cuando las ha habido.