Otros estrenos (27 abril 2018)

publicado
DURACIÓN LECTURA: 2min.

Breves notas sobre algunas películas que se estrenan el 27 de abril.

7 días en Entebbe
7 Days in Entebbe

Director: José Padilha. Guion: Gregory Burke. Intérpretes: Daniel Brühl, Rosamund Pike, Eddie Marsan, Lior Ashkenazi, Denis Menochet, Ben Schnetzer, Nonso Anozie. 107 min. Jóvenes-adultos. (V)

José Padilha reconstruye el secuestro, en 1976, de un avión con 246 pasajeros a bordo. Los secuestradores –dos del Frente de Liberación de Palestina, los otros dos de las Células Revolucionarias alemanas– quieren obligar al gobierno israelí a liberar a 53 correligionarios prisioneros. En Entebbe les recibe el dictador ugandés Idi Amin. El ministro de Defensa israelí Shimon Peres aboga por una operación militar; el primer ministro Yitzhak Rabin piensa en negociar.

Rodada en parte cámara al hombro, la película trasmite inmediatez. Emplea además un recurso especial: una representación actual de la Batsheva Dance Company va interrumpiendo el relato, como símbolo de ansias de solución para el conflicto palestino-israelí. Este gesto pedagógico se traduce también en diálogos un tanto artificiosos. Además, los personajes apenas tienen desarrollo. Solo en el secuestrador alemán Böse aparece un conflicto cuando los palestinos seleccionan a los rehenes israelíes, lo que le recuerda a los nazis. José M. García Pelegrín.

 

Invitación de boda 
Wajib

Directora y guionista: Annemarie Jacir. Intérpretes: Mahmoud More, Mohammad Bakri, Saleh Bakri, Maria Zreik, Rana Alamudim Karam, Tarik Kopty, Monera Shehadeh. 96 min. Jóvenes.

Ante el inminente matrimonio de su hija, Abu Shadi va casa por casa entregando la invitación de boda a mano, como manda la tradición. Le acompaña su hijo, que hace tiempo que dejó Palestina para irse a vivir a Europa.

Película costumbrista con formato de road movie que nos aproxima a la vida cotidiana de los cristianos palestinos de la ciudad de Nazaret. Con tono naturalista, la directora Annemarie Jacir indaga en las relaciones paternofiliales, sobre todo cuando estas reproducen la tensión entre tradición y modernidad. Aunque se puede ver la película como un elogio de la familia, no censura la dureza de algunas situaciones ni cierra la puerta a otros modelos más en boga. También sobre el conflicto con Israel, los personajes nos ofrecen distintas perspectivas, desde la más pragmática del padre, que vive allí, hasta la más radical de su hijo, con una mirada más europea. Brillantes interpretaciones coronan este interesante y amable caleidoscopio que nos acerca a una realidad de la que de hecho sabemos poco. Juan Orellana.

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