Tras un proceso de crowdfunding meteórico, ha llegado recientemente a los quioscos franceses la revista femenina Aime. Pretende romper los estereotipos de los semanarios destinados a mujeres, aportando una perspectiva cristiana. “Es una singularidad que las mujeres no encontrarán en ninguna otra revista de este estilo”, afirma su redactora jefe, Ariane Rollier, en una entrevista publicada en Valeurs Actuelles.
Aunque la competencia en el sector es grande, Rollier está convencida de que hay espacio para “ofrecer una alternativa” al resto de publicaciones femeninas. “Consideramos a la mujer como un todo. No somos una revista de decoración, o de bienestar, o de moda”. La idea es integrar en una única publicación “todos los intereses de las mujeres”, combinando los artículos de fácil lectura con otros de fondo.
Su enfoque diferirá claramente del imperante en el mercado: “No vamos a compartir historias ‘bonitas’ que promuevan indirectamente la infidelidad. Tratamos los mismos temas que otras publicaciones, pero no del mismo modo”.
“Somos mujeres y nunca intentaremos amoldarnos a la identidad masculina para sentirnos realizadas”
La llegada de Aime al punto de venta ha seguido un largo proceso colaborativo, desde que en 2014 un grupo de periodistas se organizaron en torno a una intuición: “La prensa femenina está pasada de moda. No nos sigue”. Desde ese momento empezaron a construir en Internet una comunidad de futuras lectoras, que han participado con sus opiniones en dos proyectos beta y han dado apoyo financiero en tiempo récord a través de una web de crowdfunding, Credofunding, especializada en proyectos inspirados en el humanismo cristiano.
Con luz propia
Otro signo distintivo de Aime será la renuncia al igualitarismo feminista: “Somos mujeres y nunca intentaremos amoldarnos a la identidad masculina para sentirnos realizadas”, señala la responsable de la redacción. “Queremos aceptar y comprender nuestros cuerpos, nuestras psicologías, nuestra identidad, y así ser libres para brillar a nuestra manera y no como hombres”.
La revista impresa, que se despliega en secciones por días de la semana, abarca aspectos como los viajes, el desarrollo personal, la cultura, la moda, la sexualidad o la decoración, e incluye también reflexiones sobre la fe. “Nos interesa todo, no hay temas tabú”, añade Rollier, quien no ve por qué una revista femenina debe ser superficial. Se trata justo de promover la coherencia, de “integrar lo espiritual en la vida cotidiana”.
La revista tiene su edición digital colgada en una de las plataformas habituales en Internet y, tras una campaña de recogida de fondos realizada en cuatro meses, comenzó a finales de diciembre a distribuirse en papel, a través de los quioscos y por suscripción. Por ahora, cuenta con unos 20 redactores y colaboradores.
A pesar del avance imparable del periodismo digital, en Francia ya han anunciado su aparición otros dos semanarios en papel a lo largo del trimestre, Ebdo y Vraiment, ambos impulsados por periodistas y con artículos de fondo no pegados tan directamente a la actualidad.