Cheryl tiene 31 años y se ha vuelto diabética tras tomar unas pastillas para adelgazar, compradas por Internet. Perdió, sí, casi siete kilos, pero porque los fármacos contenían niveles de diuréticos mucho más altos que lo permitido. A John, 56 años, le fue peor: adquirió también online unas píldoras contra la disfunción eréctil, que le provocaron una aguda disminución de azúcar en sangre y un daño cerebral irreversible. Todavía está en coma.
Cheryl y John son los protagonistas de dos historias publicadas por la web de la Interpol, para poner rostro a millones de personas afectadas por la producción y comercialización de medicamentos falsos, que en la era digital han encontrado una importante baza para expandirse. Según un reporte del refer…
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