En el debate sobre el derecho al aborto, también hay mujeres que desde una perspectiva feminista lo rechazan. Piensan que, en vez de favorecer la igualdad, ha fomentado la irresponsabilidad masculina respecto al sexo.
En un artículo publicado en la web de la CNN, Erika Bachiochi, que tiempo atrás defendía el derecho al aborto, ahora piensa que no favorece la igualdad que busca la mujer. Puede parecer que el aborto es un medio para que la mujer controle su futuro ante un embarazo inesperado. Con este recurso se equilibraría la asimetría sexual que hace que recaiga sobre la mujer una especial responsabilidad de hacerse cargo de la vida naciente, a veces en solitario. La posibilidad de interrumpir el embarazo sería así necesaria para alcanzar la paridad con los hombres, desde el punto de vista profesional, social y educativo.
Pero ¿es esta la igualdad que buscamos?, se pregunta Bachiochi. Las mujeres quieren una cultura que valore sus talentos profesionales y sociales. Pero “las mujeres quieren vivir también en una sociedad que, al mismo tiempo, valore nuestra maravillosa capacidad de criar una nueva vida humana. Queremos ser respetadas por nuestro trabajo como madres”.
“Esta capacidad de las mujeres en la crianza de los niños debería ser vista no como un impedimento para nuestro estatus social ni como el único fin de la mujer, como alguna vez fue, sino como algo digno de cierto agradecimiento por parte de todos en la sociedad”.
“Esta reestructuración cultural en apoyo del cuidado –algo que una feminista provida busca– beneficiaría también a la actual generación de padres. Hoy muchos hombres prefieren dedicar más tiempo y atención a sus hijos que los padres de antes”.
En vez de dar a las madres ese apoyo familiar y social que necesitan, “les hemos dado el inhumano derecho a decidir sobre el destino de otro ser humano, un bebé vulnerable –su hijo–, hacia el cual tienen un deber positivo de cuidar”.
En un tiempo en que hablar de las diferencias biológicas entre los sexos no está de moda, y en que se pretende borrar las categorías de padre y padre, Bachiochi señala que este es el problema: “Podemos fingir que las diferencias de sexo no existen, pero cuando lo hacemos son las mujeres las que sufren las consecuencias. Hombres y mujeres tienen relaciones sexuales, pero es la mujer la que se queda embarazada y quien con valentía y sacrificio debe cuidar y criar al niño que se desarrolla en su seno, o hacer lo impensable y terminar con la vida de su propio hijo. Los hombres pueden tener sexo y marcharse, y con el derecho constitucional que les dio Roe, lo hacen cada vez más”.
“Ya es hora de reconocer la verdad respecto a la diferencia sexual –esta maravillosa verdad– y moldear la sociedad para que dé prioridad a los que cuidan de los más vulnerables. Y es también hora de exigir más, mucho más, de los hombres”.