Breves notas sobre algunas películas que se estrenan el 14 de octubre.
Inferno
Director: Ron Howard. Guion: David Koepp. Intérpretes: Tom Hanks, Felicity Jones, Ben Foster. 121 min. Jóvenes. (V)
El rayo que no cesa de Dan Brown vuelve a las pantallas. Ron Howard adapta la cuarta novela protagonizada por el Dr. Robert Langdon, el famoso profesor de simbología, que siempre ha interpretado Tom Hanks. En esta ocasión los enigmas se encuentran en la Divina comedia de Dante, más concretamente en la representación que hizo Boticelli de los círculos del infierno, tal como los describía el poeta florentino.
Inferno se mueve en los mismos esquemas que las películas anteriores: un despliegue de efectismos gratuitos y unos trucos de guion francamente tramposos e inverosímiles. Para contrarrestar, las imágenes de Venecia y Florencia nos ofrecen un recorrido turístico bello, y la presencia de Tom Hanks y de Felicity Jones hacen digerible lo indigerible. Ciertamente, quien solo busque cine de acción y persecuciones, pasará un buen rato aligerado con palomitas, pero no encontrará una película memorable y mucho menos original. Juan Orellana.
Después de nosotros
L’économie du couple
Director: Joachim Lafosse. Guion: Fanny Burdino, Joachim Lafosse, Mazarine Pingeot, Thomas van Zuylen. Intérpretes: Bérénice Bejo, Marthe Keller. 100 min. Adultos. (S)
El cineasta belga Joachim Lafosse parece cambiar la cámara por el microscopio antropológico para contarnos la crisis de una familia –un matrimonio y dos hijas pequeñas– a punto de romperse. Es sorprendente la carga de realismo y de profundidad de una película muy pequeña que se apoya únicamente en 5 personajes: la pareja, las niñas y la madre de ella, y en un solo escenario: una casa, un hogar, que se ha transformado en purgatorio y en motivo constante de discusión.
Después de nosotros habla sobre el desamor, la falta de comunicación, la rutina y el terremoto que produce, especialmente en los hijos, un fracaso matrimonial. Y habla también sobre posibles salidas que pueden tomarse… o no. Es una película triste, dura pero serena y, en cierto modo, abierta e interrogadora. De esas que dejan al espectador con muchas ganas de pensar. Ana Sánchez de la Nieta.