La Navidad tiene sus polémicas, que empiezan a ser tan tradicionales como las propias fiestas que se celebran: la de los belenes en espacios públicos, la de las luces de las calles, o la del propio nombre de los festejos. Este año se ha sumado una más: las cabalgatas de Reyes. En el fondo, todas se refieren a la conveniencia o no de que las administraciones participen en la representación de ciertos motivos religiosos.
Ciertamente, como en otras polémicas “de estación”, periodísticamente son más interesantes los argumentos defendidos por unos y otros que los propios hechos. Al fin y al cabo, no parece que la identidad religiosa de España dependa de cómo vayan vestidos los reyes (o reinas) en las distintas cabalgatas. Sin embargo, resulta cu…
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