Que las profesoras musulmanas puedan llevar velo en las escuelas públicas lleva más de una década debatiéndose en los tribunales alemanes. En 2003, una sentencia del Tribunal Constitucional Federal (que también cumple las funciones de Tribunal supremo) lo amparaba como parte del derecho a la libertad religiosa, siempre y cuando no supusiera un peligro para el entorno educativo. Precisamente por esta ambigua excepción, la resolución dejaba un amplio margen de interpretación a los estados federados. Desde entonces, más de la mitad han aprobado leyes prohibiéndolo.
Ahora, el Tribunal Constitucional ha sentenciado que la prohibición en el estado de Renania del Norte-Westfalia es inconstitucional. Pese a que el dictamen está originado por dos casos concretos (dos profesoras musulmanas, una despedida y otra amonestada por escrito), el texto aclara explícitamente que sus consecuencias pueden extenderse al resto del territorio nacional.
Los jueces votaron seis contra dos que el velo (hijab) es un símbolo de identidad religiosa; por tanto, para que se pueda limitar su uso, el riesgo para el entorno educativo al que se refería la sentencia de 2003 ha de ser “concreto y real”, y no una mera sensación basada en ideas abstractas.
El dictamen ha sido celebrado por las autoridades y organizaciones musulmanas de Alemania. Otros, en cambio, piensan que carga injustamente a los directores de colegios públicos con la responsabilidad de decidir cuándo el velo de las profesoras constituye efectivamente un riesgo. Además, señalan los críticos, la sentencia socava el ambiente de inclusión que reinaba en los centros públicos, y en cambio satisface las aspiraciones del Islam más tradicionalista.
Alemania cuenta con una comunidad de cuatro millones de musulmanes, la mayoría de procedencia turca. La sentencia llega en un momento especialmente tenso en el debate sobre el Islam: el auge del yihadismo internacional y los atentados en la vecina Francia han dado alas al movimiento Pegida, que se declara en contra de la “islamización de Occidente” y que se ha hecho fuerte en algunas localidades del este, particularmente en Dresde.
Europa: ante la duda, prohibición
En el resto de Europa, el tratamiento del velo varía. En Francia, la laicité proscribe la presencia de elementos religiosos en espacios públicos, y una ley de 2004 prohíbe explícitamente este tipo de prendas en los colegios, aunque no en las universidades (algo que Sarkozy se ha comprometido a cambiar si llega al poder en las próximas elecciones). Otras prohibiciones parecidas rigen en Suiza o Turquía.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha avalado las políticas de estos tres países. Para Nuno Ferreira, profesor de Derecho en la Universidad de Liverpool, estas sentencias restringen innecesariamente el derecho a la libertad religiosa. Como explica en The Conversation, prohibir el burka por motivos de seguridad tiene lógica; en cambio, ni la neutralidad ni la laicidad del Estado justifican eliminar todos los símbolos religiosos del espacio público.
Frecuentemente se argumenta que el velo representa un signo de sumisión de las mujeres, y que por tanto no debe ser tolerado en un país occidental. En respuesta al comentario de un lector en este sentido, Ferreira explica que la minifalda, el maquillaje o la cirugía estética también son considerados por algunos como símbolos del yugo masculino; sin embargo, el Estado debe ser cauto antes de identificarse con estas interpretaciones. Lo mismo ocurre con el velo: a no ser que se sospeche de una imposición forzosa, el principio de neutralidad recomienda mantenerse al margen.