Hace poco, un establecimiento dedicado a cuestiones estéticas, más o menos relacionadas con la salud, exhibía en la puerta un cartel anunciando la posibilidad de recibir un “masaje solidario”. El anuncio llamó mi atención; después de todo, un masaje no es lo primero que viene a la mente cuando uno piensa en acciones solidarias. No obstante, nada impide considerarlo bajo esa perspectiva, en la medida en que se inserte en una acción guiada por una intención solidaria.
De parte de los dueños del establecimiento, tal intención parecía clara, pues en el anuncio señalaban que la integridad del importe se destinaría a una determinada asociación (supuestamente promotora de actividades benéficas). Pero además la publicidad daba a entender que los po…
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