Un líder guerrillero que demuestra, en sus comunicados, estar al tanto en plena selva de lo que ocurre en las últimas temporadas de Juego de tronos y The Walking Dead; que organiza eventos a los que denomina “encuentros intergalácticos”, y que dice de sí mismo que “no se va quien nunca estuvo, ni muere quien no ha vivido” es, cuando menos, un sujeto original y de una proyección, digamos, algo etérea.
El subcomandante Marcos, jefe del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que saltó a los titulares con sus primeras acciones militares en 1994 en Chiapas, al suroeste de México, encaja en ese molde. Es un señor que domina la palabra —y que la retuerce endiabladamente muchas veces—, que se erige en portavoz de los derechos de los pret…
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