Un estudio de la Fundación SM señala que, pese a la crisis económica, los inmigrantes en España hacen una valoración positiva de su situación general. El informe (1), titulado Claves de la Integración de los inmigrantes en España 2013, está basado en más de 2.300 entrevistas realizadas entre febrero y marzo de 2011. El prototipo de inmigrante, según las respuestas mayoritarias, sería una persona casada y con hijos, de 25 a 49 años, que lleva en el país entre seis y diez años. En materia religiosa, el 42% se declara católico, el 25% musulmán, el 16,7% ortodoxo. El 12% se considera indiferente, agnóstico o ateo.
Según datos del INE, el 12,2% de la población en España es extranjera (5,73 millones a comienzos de 2011). Por países de origen, destacan los rumanos (19%), marroquíes (18,8%) y ecuatorianos (9,4%). Tienen doble nacionalidad casi el 17%.
Solo un 16% dice haber tenido algún problema real para integrarse por la religión
Desde el punto de vista del inmigrante
Lo característico de este informe es que aborda el fenómeno de la inmigración desde el punto de vista de “los otros”, es decir, qué opinan los inmigrantes de las instituciones españolas y del trato que reciben de los españoles.
El cuestionario les pregunta sobre temas muy diversos: en qué grado se han cumplido sus expectativas al venir a España, cómo valoran los servicios públicos, qué factores han supuesto algún obstáculo para su integración, qué confianza les merecen ciertas instituciones políticas, sociales y religiosas, etc. Las respuestas se presentan agrupadas por la nacionalidad, edad, posicionamiento ideológico, sexo, comunidad autónoma de residencia y confesión religiosa de los encuestados, lo que ayuda a establecer conclusiones más precisas.
En general, las respuestas son positivas en todos los campos, salvo en lo que se refiere al mercado de trabajo y las condiciones económicas del país. De hecho, casi todos los aspectos con valoración negativa se refieren al paro o a las condiciones laborales, que un 65% considera peores que las de los españoles. Además, un 56% piensa que los inmigrantes son peor tratados por la clase política que los ciudadanos nacionales. Sin embargo, un 57% señala que su intención es “quedarse definitivamente a trabajar y vivir” en España, mientras que solo un 7% está pensando en regresar a su país próximamente. Esto tiene que ver con el grado en que se han cumplido sus expectativas: para un 42% se cumplieron completamente o bastante, para un 40% a medias, y solo para un 15% no se cumplieron en nada o casi nada.
Los principales obstáculos para integrarse son el paro (60%), el idioma autonómico (45%) y el idioma español (43%)
Buena adaptación social
Los inmigrantes que viven en España se consideran, por lo general, bien adaptados en la vida social, algo más las mujeres que los hombres. De cada diez, nueve se encuentran satisfechos en sus relaciones con los demás, y ocho con respecto a la vida familiar.
Hecha la excepción de la clase política, se sienten bien tratados por los españoles: un 58% piensa que se les trata con “amabilidad y confianza”, y solo un 13% dice sentir en cambio “desprecio o desconfianza”; en la misma línea, casi el 80% considera que el carácter de los españoles no ha supuesto un obstáculo para su integración, aunque un 34% reconoce que sus relaciones sociales son “principalmente con personas de su país”, mientras que cuatro de cada diez dicen mantenerlas con españoles o compatriotas indistintamente.
Son pocos los que se relacionan socialmente con personas de terceros países. De hecho, se sienten mejor tratados por los españoles que por otros extranjeros. Desde el punto de vista teórico, no obstante, llama la atención que al hablar de “los suyos”, más que a los de su propio país o los españoles, se refieran a “todos, vengan de donde vengan”.
La sanidad, la educación y los servicios sociales suscitan “bastante o mucha” satisfacción
Los principales obstáculos
Los principales obstáculos que encuentran para integrarse son el paro (60%), el idioma autonómico (45%) y el idioma español (43%).
El paro, la calidad del empleo y la vivienda son las tres cuestiones que más preocupan a los inmigrantes de las doce que propone el cuestionario.
Un factor importante que explica la buena adaptación de los inmigrantes es su opinión sobre los servicios públicos: la sanidad, la educación y los servicios sociales, por este orden, suscitan “bastante o mucha” satisfacción, mientras que los servicios jurídicos solo satisfacen al 50% de los encuestados. En cuanto a quién debería tener acceso a las prestaciones sociales –sin distinguir unas de otras–, prácticamente hay tantos que piensan que tendrían que reservarse para los españoles o inmigrantes legales (esta opinión aumenta con la edad de los encuestados) como aquellos que opinan que el derecho debería asistir a todos, independientemente de su situación legal.
La religión no es el problema
Que la religión es una fuente de problemas para la convivencia ha sido un argumento muy utilizado por el laicismo occidental. Sin embargo, llama la atención comprobar cómo esta idea, que se sostiene en el plano teórico, es desmentida frecuentemente porla realidad. En el estudio dela fundación SM, un 35% de los inmigrantes encuestados señalan que la religión puede ser un obstáculo para integrarse en un país. Sin embargo, cuando hablan de su experiencia personal, solo un 16% dice haber tenido algún problema real.
En cuanto a la valoración general de la Iglesia católica –también en el plano de las ideas más que en el práctico–, un 45% dice tener mucha o bastante confianza en ella, por un 51% que manifiesta tener poca o ninguna. Estas cifras la sitúan aproximadamente al mismo nivel que la OTAN o la ONU, y por encima de las “empresas multinacionales”, lo que muestra un grado de apoyo aceptable, teniendo en cuenta la desconfianza que genera todo lo que suene a organización internacional –con la excepción de la Unión Europea (59%), probablemente por su poca relevancia mediática–. También conviene señalar que la prensa y los sindicatos obtienen peores resultados que la Iglesia.
El caso del crucifijo en las aulas es un ejemplo concreto de cómo las teorías laicistas están alejadas de los problemas reales de los ciudadanos. Solo un 25% de los inmigrantes encuestados considera que se debería prohibir su presencia. Por religión, llama la atención que los protestantes sean mucho más reacios al crucifijo que los musulmanes (47% frente a 25%). También se observa que la poca práctica religiosa no favorece la tolerancia con las manifestaciones religiosas: la proporción de católicos que prohibirían el velo en las aulas es diez puntos mayor entre los no practicantes que entre los practicantes.
Murcia y Cataluña: la adaptación más difícil
Los datos sobre la integración de los inmigrantes también se desglosan por comunidades autónomas. Se analizan los de Madrid,la Comunidad Valenciana, Andalucía, Cataluña y Murcia. Estas dos últimas son las que salen peor paradas en general.
En el caso de Cataluña, es interesante comprobar que, quizá como un efecto colateral del proyecto de reafirmación identitaria, los inmigrantes manifiestan un preocupante desarraigo, respecto de España pero también de la propia Cataluña. Algunos datos son esclarecedores: mientras que en un 7% de los inmigrantes residentes en Madrid considera a los de su comunidad como “los suyos”, en Cataluña son solo el 1,4%; mientras que para el 8% de aquellos “el carácter de los españoles” ha supuesto un problema para su adaptación –es de suponer que se refiere al de los madrileños–, el porcentaje entre los que viven en Cataluña alcanza el 34%; mientras que un 19% del primer grupo piensa que los españoles prefieren no mezclarse con los extranjeros, en Cataluña son un 37%. Además un 35% de los inmigrantes residentes en Cataluña piensa que la clase política –no distingue entre nacional y regional– les trata con desprecio o desconfianza. La comunidad autónoma que le sigue es Andalucía, con un 17%.
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(1) Pedro González Blasco, Antonio Gutiérrez Resa, Ileana Ligia Mihaila, Claves de la integración de los inmigrantes en España 2013, Fundación SM, Madrid (2013) 414 págs.