La Asamblea Nacional francesa aprobó el 23 de abril pasado la ley que autoriza el matrimonio homosexual, ante un gran movimiento de oposición social. A la caída de la popularidad del presidente Hollande, a causa de la crisis económica, el aumento del paro y el descubrimiento de cuentas opacas al fisco del ministro encargado de luchar contra el fraude tributario, se une ahora una fuerte crispación en la convivencia de los franceses. Antes de entrar en vigor, el verano que viene, el proyecto deberá ser validado por el Tribunal Constitucional. Los colectivos contrarios a la ley anuncian que proseguirán sus acciones, que incluirán aspectos culturales.
Representantes de la “Manif pour Tous” (MPT) –el colectivo que ha unido a todos los grupos contrarios a la ley– consideran que “la nueva ley es muy diferente a otras leyes que autorizan el matrimonio homosexual, con distintas modalidades. En Francia, el matrimonio autoriza automáticamente la adopción. A partir de ahí, la nueva legislación introduce una ‘perversión’, ya que destruirá la filiación de padres a hijos, agravada por la procreación médicamente asistida, arruinando el fundamento último de la célula familiar”.
El fuerte movimiento de protesta se ha revelado en varias manifestaciones multitudinarias. La última, el 21 de abril, reunió a 270.000 personas (datos de los organizadores), o a 45.000 (datos de la policía), para defender la identidad del matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer. Frigide Barjot, una de sus portavoces, justificó la movilización afirmando que una importante parte del electorado considera que su modelo social está siendo amenazado. “Ni la UPM [el partido de Sarkozy] ni el FN [extrema derecha] representan nuestras ideas”, subrayó Barjot. Quienes protagonizaron la gran mayoría de la manifestación eran las familias. El movimiento en defensa del matrimonio no termina aquí: se prepara una nueva manifestación para el 26 de mayo, ante el Tribunal Constitucional. A poca distancia y al mismo tiempo, otra manifestación defendía el matrimonio homosexual, y contaba con 3.500 personas, según la policía.
Los colectivos contrarios a la ley en Francia anuncian que proseguirán sus acciones
Antes de la aprobación de la ley, MPT había depositado ante el Consejo Económico y Social, el 15 de febrero pasado, las primeras 694.428 firmas de la petición contra el proyecto.
La amplitud y persistencia del rechazo social, así como la escasa movilización a favor, ha sorprendido al gobierno, que ha intentado desacreditar a los opositores. Pero, como ha dicho el arzobispo de París, André Ving-Trois, “reducir esas manifestaciones a una manía confesional, retrógrada y homófoba, no se corresponde evidentemente con lo que todo el mundo ha podido ver”.
Género en vez de sexo
El arzobispo de París ha denunciado también “la invasión organizada y militante de la teoría de género particularmente en el sector educativo y, más sencillamente, la tentación de rechazar toda diferencia entre los sexos”. Y es que estas ideas han provocado también una áspera polémica en la ley de reforma escolar que se prepara. Una enmienda introducida por la izquierda pretende que “la escuela primaria asegure las condiciones para la igualdad de género”. La diputada socialista Julie Sommaruga defendió “la idea de sustituir las categorías de sexo y diferencias sexuales, que remiten a la biología, por el concepto de género, que muestra cómo las diferencias entre hombres y mujeres no se basan en la naturaleza, sino que están construidas históricamente y son socialmente transmitidas”. Estos planteamientos dispararon la alarma de parlamentarios como Oliver Vial, para quien “reemplazar la palabra sexo por género denota una posición ideológica”.
Los promotores de la enmienda intentan hacer ver que esta enseñanza es positiva para los niños pues fomenta la igualdad entre hombres y mujeres. Pero otros consideran que tal idea de la igualdad no se refiere a una misma dignidad y derechos –cosa que todos defienden- sino que obedece a un intento de desdibujar la condición de hombre y mujer, de padre y madre, haciendo de la identidad sexual algo “líquido”. Desde hace un mes se ha creado en Francia un “Observatorio de la teoría de género”, que ya ha recogido más de 112.000 firmas para una petición en contra de “la enseñanza de la teoría de género en la escuela”.
En Francia surge también oposición contra la enseñanza de la ideología de género en la escuela
Los intentos de desvirtuar una defensa esencialmente civil del matrimonio entre hombre y mujer, no han cesado desde diversos ángulos políticos. Por ejemplo, tras concluir la manifestación del 21 de abril, algunos jóvenes extremistas provocaron altercados con las fuerzas de seguridad. Pero lo que no parece honesto ni inocente, es acusar con el término de homófobos a los que defienden pacíficamente el carácter heterosexual del matrimonio, al mismo tiempo que se silencian las burlas despiadadas y la caza de brujas que colectivos gays llevan a cabo contra los que estiman que son sus oponentes.
Contra la eutanasia no pedida en Bélgica
La defensa del matrimonio entre hombre y mujer se une en diversos países a la protección y cuidado de toda vida humana. Zenit (18 de abril) informaba que en Bélgica un grupo de profesores, profesionales de la salud y abogados, de diversas posturas intelectuales, han puesto en marcha la web “Euthanasie STOP”.
Según sus promotores, es el momento de dar la alarma porque en su país se está gestando una ley que permite la aplicación de la eutanasia a los menores de edad y a las personas con demencia (ver Aceprensa 19-03-2013). Esta web permite la posibilidad de que los ciudadanos interactúen y exijan que el Estado no permita dar la muerte a personas indefensas.
A la espera de la reforma del aborto en España
Por otra parte, Benigno Blanco, Presidente del Foro Español de la Familia, declaró el pasado 22 de abril, que con la nueva ley que prepara el gobierno español, el aborto “dejará de ser un derecho, y por lo tanto, una prestación sanitaria obligatoria”. Al mismo tiempo se mostró contrario, en este contexto, a que se criminalice a la mujer que aborta, pues “solo es una víctima”. Según Blanco, “fuera de los países del Este, que tras el comunismo pusieron leyes más restrictivas contra el aborto, España sería el primer país de Occidente, siguiendo la oleada que encabeza Estados Unidos, en poner coto a esta práctica que se popularizó en la década de los 70”.
Benigno Blanco explicó también que la defensa de la vida requiere un debate social serio, donde no es honesto ni cierto sostener que la defensa civil del valor de la vida obedece a un dictado de la Iglesia.
Un proyecto extraño a la idea de Francia
El filósofo y teólogo Xavier Lacroix, autor de numerosos ensayos sobre la familia y director del Instituto de Ciencias de la familia de Lyon, declara a Avvenire (25-04-2013) sus impresiones sobre la ley del matrimonio gay en Francia.
“Lo que está ocurriendo es que, al menos en Francia, existe un discurso cada vez más influyente y dominante en la esfera del poder. Tal discurso tiende a decir que el cuerpo no tiene mucha importancia y que lo que cuenta es la voluntad y la cultura. Esto abre paso a una especie de cambio de civilización, que tiende a disociar el cuerpo y la palabra”.
Los numerosos franceses que rechazan la ley, dice Lacroix, “se oponen a un poder que quiere imponer un discurso técnico y tecnicista sobre la procreación y el nacimiento, con el fin de justificar conductas subjetivas, sobre todo en la orientación sexual. Es un intento de justificar lo que es subjetivo con la técnica”.
Lacroix no piensa que esto vaya a reforzar el matrimonio. “Un gran jurista, Philippe Malaurie, decía que para completar el descrédito del matrimonio solo faltaba abrirlo a las parejas homosexuales. Temo que esto sea lo que está ocurriendo. El matrimonio es vaciado de su sentido propio, asemejándolo a un simple contrato entre dos individuos. Cuando se considera solo la dimensión individual, el matrimonio, en efecto, se convierte en un simple contrato, perdiendo su naturaleza profunda de institución que liga la vida conyugal y la de los progenitores”.
El historiador y ensayista Roland Hureaux, que forma parte del comité de redacción de prestigiosas revistas de pensamiento como Commentaire, ha sido uno de los intelectuales más activos contra el proyecto de ley. Hureaux se declara también sorprendido de la amplitud de la protesta, en la que han participado la Francia católica de las familias numerosas, la clase media, y gente con raíces familiares en la inmigración, incluidos muchos musulmanes. “Han expresado un sentimiento compartido por una amplia porción del país, un sentimiento del que se han hecho portavoces millares de alcaldes, sobre todo de pueblos y del campo. Se ha manifestado un clásico instinto de rebelión contra el establishment; estaba en juego esta vez algo muy profundo, la impresión intensa de que una cierta idea de Francia era herida por este proyecto de ley claramente venido de lejos y culturalmente extraño. No por casualidad había en las manifestaciones millares de banderas tricolores. Como para revalidar que la ley Taubira era incompatible con la historia y la identidad profunda del país. Hay que tener en cuenta que la parte de Francia que no está descristianizada, la que no quiere renegar de sus raíces, está hoy excepcionalmente determinada”.