El tráfico de armas aviva el fuego de la violencia del narcotráfico en la frontera entre México y EE.UU.
Una valla de tres toneladas, construida con restos de armas confiscadas, se levanta en Ciudad Juárez, muy cerca de la frontera con EEUU. Desde el lado norteamericano alcanza a verse el mensaje desplegado: “No más armas”, a manera de queja por el insostenible precio de 50.000 víctimas fatales que ha tenido que pagar desde 2006 la sociedad mexicana por la explosiva combinación del narcotráfico local y el comercio de armas, tan sencillamente adquiribles en el vecino del norte.
La paradoja es grande. México tiene una política restrictiva respecto a las armas de fuego. No solo excluye de la venta al público aquellas destinadas a usos militar…
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