El nuevo texto reconoce que la cuestión no está decidida y recoge tanto la postura crítica con Pío XII como la de sus defensores
Para una parte de los historiadores sobre el Holocausto, el Papa Pío XII fue indiferente al martirio de millones de hebreos, temeroso de que, si alzaba la voz, las bombas de Hitler destrozarían el Vaticano. Esta imagen hizo fortuna sobre todo a raíz de la obra teatral El vicario, de Rolf Hochhuth, y fue recogida también en la sala del Yad Vashem (el Museo del Holocausto, en Jerusalén) donde se menciona a Pío XII.
Pero la dirección del museo ha decidido modificar los términos del panel sobre el Papa Pacelli. Hasta ahora, el texto decía así: “Elegido en 1939, el Papa dejó de lado una carta contra el antisemitismo y el racismo preparada por su predecesor. Incluso cuando las noticias sobre el exterminio de los judíos llegaron al Vaticano, no reaccionó con protestas escritas o verbales. En 1942, no se sumó a la condena de los aliados al asesinato de los judíos. Cuando fueron deportados de Roma a Auschwitz, Pío XII no intervino”.
La nueva redacción añade que Pío XII deploró públicamente el exterminio, aunque sin mentar expresamente a los judíos, en su radiomensaje de Navidad de 1942. Sobre todo, reconoce que la cuestión no está decidida y recoge tanto la postura crítica con Pío XII como la de sus defensores. (Ver texto completo abajo.)
En una nota de prensa, el museo señala que el cambio no es resultado de “presiones del Vaticano”, sino de investigaciones recientes, en parte facilitadas por la apertura del archivo de la Santa Sede relativo al pontificado de Pío XI (1922-1939). De todas formas, el radiomensaje no es uno de los datos descubiertos en el archivo, pues ha sido siempre público. Por otra parte, la Santa Sede solicitó formalmente en 2006 que se cambiase el texto, y los responsables del Yad Vashem se mostraron dispuestos a reexaminar la conducta de Pío XII a condición de que sus investigadores pudieran acceder a los documentos del Vaticano.
Un artículo de Zenit recuerda que, según dijo el postulador de la causa de beatificación de Pío XII, Peter Gumpel, “hasta el estudioso judío sir Martin Gilbert, máximo historiador de la Shoah, había pedido la retirada” del texto anterior. Gumpel ofrece además un ejemplo de error en torno a la actitud de Pacelli: sobre la supuesta negativa de Pío XII a firmar un documento aliado de condena a una redada en el gueto judío de Roma, realizada el 16-10-1943, precisa que los archivos británicos y estadounidenses ubican el encuentro entre el enviado de Londres y el Papa el 14 de octubre, dos días antes de la embestida nazi. “¿Cómo podía el Papa hablar de algo que aún no había sucedido?”, se pregunta Grumpel.
El tópico en torno a la figura de Pío XII, al que un filme de Costa Gavras (Amén., 2002) muestra paseando indiferente por los pasillos vaticanos mientras los trenes de deportados van y vienen de los campos de exterminio, ha dejado usualmente de lado testimonios como el del desaparacido historiador Emilio Pinchas Lapide, antiguo cónsul de Israel en Milán, quien en su momento afirmó que “la Santa Sede, los nuncios y la Iglesia católica salvaron de la muerte a entre 700.000 y 850.000 judíos”. También suelen ignorarse las condolencias expresadas por la primera ministra israelí, Golda Meir, a la muerte del pontífice (1958): “Compartimos el dolor de la humanidad… Cuando el terrible martirio se abatió sobre nuestro pueblo, la voz del Papa se elevó en favor de las víctimas”.
Nuevo texto sobre Pío XII en Yad Vashem
En julio de 1933, siendo pontífice Pío XI, Achille Ratti, el Vaticano, representado por el secretario de Estado Eugenio Pacelli, firmó un concordato con la Alemania nazi, a fin de proteger los derechos de la Iglesia católica en Alemania.
La reacción de Pío XII, Eugenio Pacelli, al asesinato de judíos durante el Holocausto es materia de controversia entre los estudiosos. Desde el principio de la II Guerra Mundial, el Vaticano mantuvo una política de neutralidad. El pontífice se abstuvo de firmar la declaración de los aliados del 17 de diciembre de 1942, que condenaba el exterminio de judíos. No obstante, en su radiomensaje del 24 de diciembre de 1942, se refirió a “los cientos de millares de personas que, sin culpa propia alguna, a veces sólo por razones de nacionalidad o de raza, se ven destinados a la muerte o a un progresivo aniquilamiento”. No mencionó expresamente a los judíos. Cuando se deportó a Auschwitz a judíos de Roma, el pontífice no protestó públicamente. Por otra parte, la Santa Sede apeló a los gobiernos de Hungría y Eslovaquia en favor de los judíos.
Los críticos del Papa sostienen que su decisión de no condenar el asesinato de judíos a manos de la Alemania nazi constituye una falta moral: la ausencia de orientaciones claras dio pie a que muchos colaborasen con la Alemania nazi, en la creencia de que no contradecían la doctrina moral de la Iglesia. A la vez, dejó el intento de salvar judíos a la iniciativa individual de clérigos y laicos.
Los defensores del Papa sostienen que su neutralidad evitó represalias más duras contra el Vaticano y las instituciones de la Iglesia en toda Europa, y así hizo posible que se llevaran a cabo un considerable número de actividades secretas de salvamento en distintos ámbitos de la Iglesia. Además, señalan casos en que el pontífice alentó actividades para salvar judíos.
Mientras no esté al alcance de los estudioso todo el material relevante, la cuestión seguirá abierta a ulteriores investigaciones.
(Traducción del texto inglés, realizada por Aceprensa)