En la asamblea anual de la Asociación Médica Británica (BMA), celebrada la semana pasada en Bournemouth, se debatieron sendas mociones relativas a la eutanasia y al aborto.
Raymond Tallis, presidente de los Profesionales de la Salud por la Muerte Asistida (HSDA), propuso que la BMA adoptara una postura neutral ante el previsible intento de legalizar el “suicidio asistido”. Actualmente, la postura oficial de la BMA es contraria. La asamblea rechazó la propuesta y reiteró que la práctica de la medicina tiene como fin curar, no causar la muerte.
La baronesa Finlay, profesora de cuidados paliativos, alegó que si la BMA se declarase neutral, se podría entender que está a favor de cambiar la ley. Rebecca Briscow, estudiante de medicina, argumentó que la posición de neutralidad perjudicaría la relación de confianza entre pacientes y médicos, y que los médicos deben proteger especialmente a los enfermos más vulnerables, como suelen ser los que se plantean la eutanasia. Además, los médicos deben seguir defendiendo la vida frente a los grupos que apoyan el suicidio asistido.
El Dr. Peter Saunders, director de la Fraternidad Médica Cristiana, dijo: “Este debate ha sido promovido por un pequeño grupo (…) que pretendía presionar al Parlamento para cambiar la ley. Al rechazar esta medida, la BMA ha enviado un mensaje claro y contundente mensaje a la sociedad británica frente a los lobbies proeutanasia; y los médicos deben desempeñar un papel destacado en este debate. (…) La opinión mayoritaria de los médicos sigue siendo contraria al suicidio asistido, y este voto es una victoria del sentido común”.
Por otra parte, la BMA aprobó una moción en favor de otra reforma legal. En este caso, se trataría de garantizar a las mujeres que se enfrentan a un embarazo no deseado el consejo de asesores independientes antes de decidir si abortan o no. De este modo, las mujeres podrían tener más información de los riesgos del aborto y de las posibles alternativas. En defensa de la moción, el Dr. Pickering dijo que las mujeres tendrían más opciones si se les proporcionara un asesoramiento distinto del que facilitan los proveedores de abortos. En contra, la Prof. Wendy Savage, que trabajó en la oficina de prensa de una organización abortista, alegó que no hay necesidad de tal asesoramiento porque en las clínicas especializadas se informan a las mujeres de los pros y contras de la intervención, como hacen todos los médicos cuando una terapia entraña algún riesgo.
Andrea Minichiello Williams, consejera delegada de Christian Concern, declaró después de que se aprobara la moción, que el Gobierno debería tenerla en cuenta. “Las mujeres que se enfrentan al aborto –dijo–, por lo general, solo reciben orientación de las clínicas abortistas (…) Esto crea un conflicto de intereses: las mujeres quieren consejo, y las clínicas fomentar su negocio. Las mujeres deben recibir asesoramiento imparcial de personas que no tienen ningún interés comercial”.
La moción aprobada incluye además un punto en que se deplora “la intimidación y los piquetes delante de las clínicas de aborto”.