The Family Watch ha publicado un informe con los resultados de una encuesta en la que se pregunta a 800 personas mayores de 18 años cómo ha afectado la crisis a sus familias y por dónde creen que deberían ir las futuras políticas familiares. Destaca la práctica unanimidad en reclamar más desgravaciones fiscales, más facilidades para conciliar trabajo y familia, y una política de ayudas a la vivienda, y más específicamente al alquiler.
No se puede decir que la baja natalidad en España sea una consecuencia de la crisis, pues la tasa era ya muy baja –aunque estaba experimentando un ligero repunte– antes del descalabro financiero de 2008. Sin embargo, las respuestas de los encuestados dejan claro que los hogares españoles ven en la crisis económica el principal obstáculo para aumentar el núcleo familiar.
La medida que los encuestados ven más necesaria para favorecer la natalidad es “ayudar a las empresas para que puedan hacer frente a las bajas por maternidad” (un 82,9% la consideraron muy o bastante adecuada), después “fomentar el alquiler y las ayudas a la vivienda”, y en tercer y cuarto lugares sendas medidas relacionadas con la escuela: desgravaciones fiscales por los gastos del material escolar (75,8%) y “adecuar el calendario escolar y laboral” (75,7%). En cambio, solo un 44,1% de los encuestados considera eficaz la medida del cheque-bebé, ya suprimida.
Un 87% de los encuestados tenían hijos o les gustaría tenerlos. Entre los que aún no eran padres, prácticamente la mitad (46,4%) manifestaban que les gustaría tener al menos uno. En cuanto al tamaño de los hogares, el estudio de TFW constata la prevalencia de los núcleos familiares reducidos. Así, los casos más numerosos son los de familias compuestas solo por dos personas (29,9%), seguidas de las formadas por cuatro (26,5%), las de tres (21,9%), y en cuarto lugar los hogares donde solo vive una persona de manera estable (10,9%). Llama la atención que haya más hogares unipersonales que de cinco miembros, presumiblemente la pareja y tres hijos (8,4%).
Cuando las preguntas de la encuesta se refieren a las medidas que más ayudarían a las familias en general, y no solo a tener más hijos, aparecen algunas respuestas nuevas y otras cambian su nivel de prioridad. En primer lugar continúan las políticas de conciliación entre trabajo y familia (91,4%), seguidas por las ayudas para el alquiler o la compra de casas (90,2%); después aparece la petición de ampliar el número de becas para estudios (88,2%), la posibilidad de que los padres “lleven a sus hijos al colegio que quieran al margen de dónde vivan” (80,7%) –una reclamación que ha llevado al debate político la implementación de una “zona escolar única”–, más desgravaciones fiscales para familias numerosas (79,7%), o la conveniencia de campañas de concienciación para que el hombre se responsabilice de las tareas del hogar (74,8%).
Ajustes a pequeña y gran escala
En cuanto a la manera de salir de la crisis, el estudio corrobora que la palabra de moda en economía es “austeridad”. A la vez ofrece un valioso barómetro sobre las restricciones que los encuestados ponen a la política de recortes, tanto en lo macroeconómico (qué se debería hacer a nivel político) como en la economía doméstica (en qué están dispuestos a apretarse el cinturón los hogares españoles, y en qué no).
Las medidas políticas más aplaudidas son, por orden, recortar el número de altos cargos, reducir el gasto público, reformar el mercado de trabajo, bajar los impuestos (no se especifica cuáles ni a quiénes, aunque presumiblemente se habla de los directos porque hay otro apartado para el IVA) y eliminar las diputaciones provinciales. Recortar el sueldo a los funcionarios es la primera medida que cuenta con más detractores que partidarios. Tampoco se ve con buenos ojos aumentar el IVA (solo un 11,1% lo considera adecuado) ni congelar las pensiones (10,4% de partidarios).
En cuanto a los sacrificios domésticos, un 66,5% de los encuestados ha decidido “posponer mejoras como cambiar de coche, televisión, reformar la casa, etc.”. Prácticamente la misma proporción de dos tercios dice haber reducido sus gastos en comidas o cenas fuera de casa. En cambio, no llegan a la mitad los que han dejado de viajar o salir de vacaciones (49,5%), y tan solo 26,3% manifiesta haber buscado ingresos extras para llegar a fin de mes.