Aunque lleva siete años en el mercado, el libro del psicoterapeuta norteamericano Richard Cohen Comprender y sanar la homosexualidad (Libros Libres) ha sido objeto de polémica hace poco. Unas organizaciones homosexuales iniciaron una campaña de protesta la semana pasada cuando lo descubrieron en la librería virtual de El Corte Inglés, que decidió retirarlo de la venta. A raíz de estos hechos, el corresponsal de El País en Estados Unidos hizo una entrevista a Cohen.
“La ciencia dice que la gente no nace gay”. De las muchas investigaciones de la Asociación Norteamericana de Psicología, ninguna ha concluido este hecho. El autor cree en el derecho a la libre autodeterminación. “Si alguien quiere vivir una vida gay, lo respeto. Y si alguien quiere explorar las posibilidades de cambiar de gay a heterosexual, también lo respeto”, señaló.
Su experiencia le dice que aquellos hombres y mujeres que experimentan estas tendencias, son personas profundamente sensibles. “Viven una relación con sus padres, con sus compañeros y con su entorno, distinta a la de sus hermanos y a las de otra gente a su alrededor”, concluye Cohen. “Esa sensibilidad puede sentar las bases para los sentimientos homosexuales”.
Su trabajo de psicoterapeuta se dirige a los que quieren cambiar. “Yo mismo viví como gay, tuve una pareja gay durante tres años”. Cambió no porque llegara a considerarlo inmoral. “Lo que pasa es que desde pequeño, siempre tuve un sueño: estar casado con una mujer y tener una familia. No fue la presión de mis padres, de la sociedad o de la religión. Era yo mismo, que tenía el sueño de casarme con una mujer y tener niños”, dijo.
Para Cohen no fue fácil dejar de ser gay. “Se me dijeron muchas mentiras. Que encontrara a la mujer adecuada que me volviera heterosexual. Me casé. Pero reprimía los deseos homosexuales. No los había resuelto. Hice mi terapia después de casarme. Fue un proceso complejo, duro. Muchos terapeutas me decían que yo había nacido gay, que no había nada que hacer. Que debía aceptarlo y vivir una vida gay”.
Después de casarse tuvo una relación con un hombre, en la que no buscaba sexo, sino un mentor masculino. “Bajo mi deseo por los hombres había una herida. No recordaba que mi tío había abusado sexualmente de mí. Es algo que reprimí durante 25 años, hasta que hice mi terapia”. Entonces sus tendencias homosexuales desaparecieron.
Por último, Cohen precisa que si la homosexualidad no es congénita, tampoco es una “opción”. “Uno no se despierta un día y decide ser gay. Hay una serie de factores combinados que hacen que alguien se comporte como gay”, dice.