Nuestra vida es más larga y más segura que la de nuestros antepasados. Pero, habituados a nuestra buena fortuna, toleramos menos los riesgos y tendemos a sobreactuar cuando aparece alguno. La consecuencia es que los remedios resultan más costosos que la enfermedad. El brote de infecciones por una virulenta variedad de E. coli en Alemania es un ejemplo reciente, al que precedieron otros como la gripe A o el SARS.
Ante una emergencia sanitaria, los gobiernos se curan en salud, porque temen que les acusen de quedarse cortos
Ahora que el brote infeccioso en Alemania empieza a remitir, lo que sube es la factura de la compensación a los agricultores perjudicados. Los productores españoles estiman sus pérdidas en 200 millones de euros a la semana…
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