La participación de los padres es clave para la calidad en las escuelas europeas, señala un informe de OIDEL. Y para que se comprometan, lo primero es que puedan elegir el centro de enseñanza al que llevar a sus hijos.
La organización OIDEL considera urgente implantar nuevas fórmulas de participación de los padres en los sistemas educativos, como un camino para mejorar la calidad de la enseñanza obligatoria. En su opinión, es necesario que este deseo de mayor participación, que el Consejo Europeo reconoce en recientes documentos, se dote de medidas prácticas que lo hagan realidad, sobre todo para avanzar en campos concretos, como el derecho de los padres a la información o el derecho a escoger centro, dos de los puntos más débiles en el conjunto de los países de la Unión Europea, según un estudio que acaba de realizar en quince Estados miembros.
OIDEL, una ONG que defiende el derecho a la educación y la libertad de enseñanza, y tiene estatuto consultivo ante Naciones Unidas, considera que entre los países analizados “la mayor divergencia se da en los indicadores del derecho a escoger”. Según su informe, los padres no tienen acceso a proyectos diversos en la enseñanza obligatoria ni tampoco se ha generalizado la oferta de medidas financieras que les permita escoger escuelas distintas a las creadas por las autoridades públicas, algo a lo que teóricamente habría que tender, según el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas.
Otro punto débil es el que se refiere a la participación de los padres en órganos de representación escolar, dato que se mide por la existencia o no de consejos escolares, por el tipo de representación de los padres en ellos y, en general, por el modo en que el Estado recoge regularmente la opinión de las familias sobre la enseñanza y la existencia de una oferta de formación adecuada a los padres para poder ejercitar este derecho.
Con el fin de corregir la desigualdad existente, la organización propone extender en los países de la Unión Europea una serie de medidas prácticas, como “devolver la gestión de centros a los padres, siguiendo el modelo de las grant maintained schools de Gran Bretaña; favorecer la creación de escuelas gestionadas directamente por los padres; o establecer nuevas fórmulas de gobernanza, como las charter schools y las comunidades de aprendizaje”.
El estudio, en el que ha participado un consorcio de asociaciones, universidades y gobiernos regionales de Europa pertenecientes a una área que abarca al 82% de la población escolar europea, destaca, en cambio, que, a pesar de las diferencias entre los países, existe “un desarrollo legislativo importante en materia de derechos individuales y colectivos de los padres en la escuela obligatoria”, sobre todo en lo que se refiere al derecho de recurso, es decir, a la posibilidad de oponerse a decisiones concretas de la autoridad escolar, para el que se han activado mecanismos prácticos.
El informe, que lleva el título de “La implicación de los padres en los centros escolares: un enfoque innovador para una educación de calidad”, considera que los países del norte de Europa, como Reino Unido, Bélgica y Suecia, van a la cabeza de la participación familiar en la escuela, mientras que Italia y Luxemburgo se alejan de la media europea en más de diez puntos.
En opinión de OIDEL, si se quiere mejorar la calidad de la educación, habría que avanzar desde la perspectiva del reconocimiento de los derechos, tanto en el campo de la participación de los padres como en los sistemas educativos en general. Por eso, reclama también instrumentos europeos que recojan, cuantifiquen y difundan “las expectativas y opciones de los padres”, a través de encuestas como el Eurobarómetro, y plantea una campaña pública para sensibilizar a las familias y promover una “ciudadanía activa” en el ámbito de la enseñanza.