Las huelgas más sonadas no las hacen ya los mineros. Sin necesidad de un paro general ni de barricadas, una minoría puede colapsar una ciudad. Tienen ese poder los trabajadores del transporte o de otros servicios esenciales, que en muchos casos son empleados públicos. Pero la recesión ha debilitado también a sus sindicatos, y puede ser el inicio de una reforma laboral duradera en el sector público.
Los sindicatos tienen naturalmente más fuerza donde hay gran concentración de asalariados. En otros tiempos, tal era el caso en los altos hornos, los astilleros, las minas... Hoy, por el masivo trasvase de empleos a los servicios, la diversificación del sector privado y el crecimiento de los servicios sociales, el mayor patrono es el Estado. Por …
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