Va camino de los 80 y sigue en activo. Cavalier transmite vitalidad y entusiasmo. Ha estrenado película hace poco (Irène) y tiene muchas ganas de trabajar.
— “Thérèse” ha tardado 25 años en estrenarse en España.
— Debo decir que ha sido una sorpresa agradable. Primero fue una sorpresa que no se estrenara. Fue algo misterioso, no lo entiendo. El país de santa Teresa y de san Juan de la Cruz, y no querían esta película…
— Así es España: nos gusta ser muy clericales o muy anticlericales…
— Sí, tal vez tenga que ver con el extremismo español. En todo caso, estoy muy contento con este estreno, que ha llegado como una feliz sorpresa.
— ¿No cree que esta película puede resultar complicada, que hay que estar iniciado, conocer la vida de Teresa de Lisieux para entenderla?
— No, no creo. Es una historia de amor sencilla y luminosa. Ilustra la “tensión amorosa”, su manera de vivir su amor. Ella está enamorada de un hombre que vivió hace dos mil años.
— ¿Es una película para lo que tienen fe?
— En realidad la fe no es necesaria para ver esta película. Una persona sin fe entiende lo que hace Teresa; ella ama y ese amor la hace amar también a los demás. Eso se ve en la película.
— Formalmente, la película me ha hecho pensar en Robert Bresson. ¿Puede decirme si la película está influída por él o por otros cineastas?
— Todos somos alumnos de Jean Renoir y de Robert Bresson. El primero era muy amable. El segundo extremadamente severo, exigente, muy purista, muy estilista. Pero los dos nos han formado y de ellos lo hemos aprendido todo.
Bresson también ha tratado temas parecidos, aunque mi manera de trabajar es muy distinta. Bresson era lento y repetía una y otra vez hasta conseguir lo que quería. Mi manera de trabajar es mucho más rápida y distendida. En cuanto decía algo a Catherine Mouchet, lo hacíamos corriendo.
— A propósito de la actriz protagonista de “Thérèse”, Catherine Mouchet, resulta asombroso que sea su primera película: está maravillosa. ¿Cómo la eligió?
— ¿Dónde la encontré? En la escuela de arte dramático. Estaba sentada en el suelo y recitaba el texto de la muerte de Mouchette, de Bernanos, ya sabe: el monólogo de Mouchette antes de lanzarse al agua para morir ahogada (por cierto, Bresson hizo esa película), y tenía una pelota, y a medida que hablaba salía agua de la pelota que corría hacia el espectador. No llevaba más de diez frases cuando me decidí a hacer la película con ella.
— “Thérèse” marca una divisoria en su filmografía. ¿Hay un antes y un después de esta película?
— Sí, coincide justo con la mitad de mi carrera. Para mí fue una especie de punto final, la conclusión de un trabajo que llevaba haciendo veinticinco años: escribir una historia, reunir un equipo, encontrar al actor adecuado, rodar en 35mm.
— Después de “Thérèse” ha trabajado mucho con vídeo.
— Con el vídeo todo es inmediato, puedes ver algo y decidir grabarlo, y contemplar el resultado inmediatamente. En ese sentido, trabajas más como un pintor.
— Eso es lo que cuenta en su película “Le filmeur”, estrenada en 2005…
— Sí, y también en Irène, que se estrenó hace dos años.
— ¿Sus películas son siempre autobiográficas?
— Tienen que ver conmigo. Me interesa la vida y cuando algo me impresiona o me interesa, creo que puede interesar también a otros de la misma manera que yo viví esa experiencia, y por eso lo hago.
En el caso de Thérèse, también, yo partí de un material conocido, de lo que publicaron las carmelitas, de su diario, y también de mi propia experiencia en una institución religiosa durante años [Cavalier se refiere al colegio donde estudió]. De modo que también refleja una experiencia vivida por mí.
Termina la entrevista y le deseo lo mejor en este tardío estreno español. Me dice que espera que los españoles la acojan bien. Añade que tiene tres grandes amores en el corazón: Francia, España e Italia.
Un colega ha preguntado sobre la canonización de Teresa en 1925 y yo escucho su respuesta: “En muy poco tiempo (cinco años) fueron canonizadas Juana de Arco, una joven guerrera, muy activa, y una joven carmelita mística. Son como dos manifestaciones distintas del espíritu religioso francés”.