En los años 1958-1961, el gobierno comunista de Wladyslaw Gomulka se propuso laicizar el espacio público: se comenzó a eliminar las cruces de escuelas y hospitales, se prohibieron las clases de religión en los colegios, y se suprimieron algunas de las fiestas cristianas que aún quedaban después del periodo estalinista. En su lugar aparecieron otras, laicas, soviéticas, tales como el aniversario de la revolución de octubre o el cumpleaños de Stalin.
El 6 de enero, por tercer año consecutivo las calles de Varsovia vieron desfilar a los Magos de Oriente en su camino a Belén. Esta vez la cabalgata fue muy especial: después de cincuenta años, la Epifanía ha vuelto a aparecer en el calendario polaco, pues por ley aprobada por el Parlamento, ha vuelto a ser día festivo.
La iniciativa de la cabalgata ya se ha trasladado a otras ciudades del país: Poznan, Wroclaw, Gdansk, Szczecin y Cracovia. En la capital participaron más de mil actores, alumnos de once escuelas y sus padres, y les acompañaron unos quince mil varsovianos. Lo que comenzó por iniciativa de un colegio, Zagle, se ha convertido ya en una tradición cada vez más compartida y querida.
El ambiente siempre es festivo y cristiano, lleno de villancicos cantados por participantes y espectadores frente al portal de Belén, sin el consumismo que puede observarse en otros lugares, quizá en parte porque en Polonia no son los Reyes quienes traen regalos a los niños.