El consumidor exigente está tan acostumbrado a la posibilidad de elegir que con frecuencia lleva esta misma actitud al campo religioso. No se trata solo ya de la natural libertad religiosa para elegir una religión conforme a lo que le dicta su conciencia. Lo que se difunde hoy día es el menú a la carta dentro de una religión. Hay quien se considera católico -o anglicano, o protestante-, pero sin que eso signifique aceptar todo el paquete en bloque. Habrá que ver qué se acepta o se rechaza en cada caso.
Esta religiosidad moderna y autónoma no renuncia a cribar la doctrina o la moral, para hacerse una religión a su gusto, acomodada a su estilo de vida. Y que nadie le discuta su derecho a considerarse católico y a participar en los ritos relig…
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