La “revolución naranja” de 2004 y los años siguientes se caracterizaron por el rápido paso de la euforia a la desilusión. Sin embargo, con todos sus defectos, hay que reconocer que la democracia ucraniana se caracterizaba por una libertad de opinión y de prensa envidiable. El actual presidente Viktor Yanúkovych, de tendencia rusófila, y las instituciones a su servicio parecen dispuestos a que este logro pase definitivamente al pasado.
Desde su elección el pasado febrero, ha habido intentos por parte de Yanúkovych y los servicios especiales de controlar la información y de limitar la libertad de opinión y enseñanza de las universidades.
Presiones en la Universidad
El caso más sonado tuvo lugar en la Universidad Católica de Ucrania (UKU), en …
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