Algunos medios han afirmado que el Card. Joseph Ratzinger autorizó en 1980 -cuando era arzobispo de Múnich- el traslado de un sacerdote pederasta de la diócesis de Essen a una parroquia de Múnich, donde el clérigo cometió nuevos abusos. Pero en realidad el actual Papa no tomó la decisión de reintegrar al clérigo.
(Actualizado el 5-04-2010)
El pasado viernes, 12 de marzo, la archidiócesis de Múnich y Frisinga primero y la Oficina de Prensa de la Santa Sede después se anticiparon a las acusaciones que iba a difundir al día siguiente el diario alemán Süddeutsche Zeitung.
Según este periódico, un sacerdote de la diócesis de Essen -Peter Hullermann, acusado de abusos sexuales a un muchacho de 11 años- fue trasladado a la archidiócesis de Múnich en 1980, donde recibió un nuevo encargo pastoral. Todo esto con el visto bueno del Card. Joseph Ratzinger, entonces arzobispo de Múnich.
La versión del Süddeutsche Zeitung fue repetida después por otros. El Times (13-03-2010) tituló: “El Papa sabía que el sacerdote era pedófilo pero autorizó que continuara en su ministerio”.
Tanto el comunicado de la archidiócesis de Múnich y Frisinga como el de la Santa Sede precisan cuál es la conexión del actual Papa con este caso: sólo autorizó que Hullermann residiera en una residencia de sacerdotes de Múnich mientras recibía una terapia.
Hasta aquí llega la actuación del arzobispo. El problema es que luego el vicario general de Múnich, Gerhard Gruber, decidió reintegrar a Hullermann en el ministerio activo. En un comunicado reciente, Gruber reconoce su error y asume “toda la responsabilidad”.
En cambio, el New York Times ha publicado luego que Gruber, poco después de que Hullermann llegara a la diócesis de Múnich, consignó su intención de darle un encargo pastoral en la minuta de una reunión que el arzobispo iba a presidir el 15-01-1980. El periódico deduce que Ratzinger fue informado, cosa que la diócesis ha negado en una nueva declaración.
Mientras Joseph Ratzinger fue arzobispo de Múnich, no hubo denuncias contra Hullermann. Las primeras acusaciones llegaron en 1985, referidas a hechos sucedidos en una parroquia a la que Hullermann fue trasladado en septiembre de 1982, cuando el Card. Ratzinger -nombrado prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe en noviembre de 1981- ya estaba en Roma (cfr. artículo de John Allen). Al comprobar que la policía había iniciado una investigación contra Hullermann, la diócesis de Múnich lo retiró del ministerio.
En junio de 1986, Hullermann fue condenado por un tribunal de la Alta Baviera a 18 meses de cárcel en libertad condicional y una multa de 4.000 marcos, por abuso de menores.