A diferencia de otros sectores, la ciencia es un campo en el que las mujeres están todavía poco representadas. En un reportaje publicado en The New York Times (8-03-2010), Katrin Bennhold indaga en los factores que pueden impulsar a más mujeres a seguir esta orientación profesional. Entre otras cosas, describe algunos rasgos comunes.
“Es un detalle, pero los detalles cuentan. En docenas de conversaciones con científicas y con ejecutivas de empresas tecnológicas, de EE.UU., Europa y Asia, emerge una pauta: muchas estudiaron en escuelas solo para chicas y en un número significativo de casos sus padres eran científicos”.
Otro aspecto bastante común es la dificultad que han tenido para conciliar trabajo y familia. “Muchas no tienen hijos (o solo uno) y tienen más probabilidades que la universitaria media de ser solteras o divorciadas”.
Para que las mujeres que emprenden una carrera científica no la abandonen al tener hijos, algunas universidades empiezan a tomar medidas institucionales. Por ejemplo, Princeton o el MIT interrumpen el cómputo del tiempo del que dispone un profesor para alcanzar la titularidad durante los periodos que los científicos -hombres o mujeres- se ocupan de sus hijos pequeños o de sus padres enfermos. Garantizar que el dinero de las becas no se agota durante los permisos parentales y que las becas de investigación incluyan dinero para el cuidado de los niños son otras de las fórmulas previstas.
Facilitar que más mujeres se incorporen a las carreras científicas es más necesario por el déficit de ingenieros y técnicos que ya actualmente se observa en Occidente, mientras que en la India y en China crecen los números de graduados en estas disciplinas.