Y ahora la Tierra no se calienta

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La Tierra no colabora con la Cumbre de Copenhague. Precisamente cuando miles de políticos, científicos, economistas y activistas se disponen a discutir las medidas contra el calentamiento global, la temperatura de la Tierra ha dejado de subir y permanece estable desde comienzos de este siglo. El asunto ha creado debate en la comunidad científica.

Al público le llegan ante todo mensajes de alarma sobre lo que se calentará la Tierra si no se toman medidas drásticas. Sin duda, los trabajos de científicos razonables han avalado el convencimiento de que la actividad humana está contribuyendo al calentamiento del planeta. Pero la investigación también confirma que las predicciones más catastróficas, que son las que copan los titulares, no gozan del mismo consenso y en muchos casos resultan bastante improbables.

Durante 30 años, desde los años 70 hasta finales de los 90, la temperatura de la Tierra creció una media de 0,7 grados centígrados. Durante la década de los 90 hubo unas temperaturas inusualmente cálidas, con un máximo en 1998, lo que desató todas las alarmas. Pero desde 1999, la temperatura media mundial ha subido un casi imperceptible 0,006 grados en toda la década.

Por otra parte, hay diferencias considerables entre las distintas zonas del mundo. Es indudable que la elevación de las temperaturas en el Ártico ha provocado una importante reducción del mar de hielo. Pero, al mismo tiempo, las temperaturas han bajado en grandes extensiones de Norteamérica, en el Pacífico occidental y en la Península Arábiga. Mientras, en Europa la temperatura ha aumentado ligeramente.

La temperatura ya no sube

Como lo que se esperaba era un crecimiento sostenido, la estabilización de la temperatura mundial ha despertado dudas sobre el valor predictivo de los modelos climáticos.

En un artículo publicado en The Wall Street Journal, Jeffrey Ball, director de la sección de medio ambiente, recuerda que los modelos actuales hacen previsiones de temperatura a partir de “docenas de ecuaciones que reflejan cómo se mueven los gases y los líquidos sobre el planeta”, a las que se les añade la influencia de más factores, como las corrientes oceánicas, la salinidad, la luz solar, las nubes y la lluvia. Pero, aunque sean una maravilla tecnológica, la calidad de los modelos depende totalmente de los datos que se les aportan y éstos están todavía llenos de “incertidumbres”, en el caso de la temperatura de los océanos por una simple cuestión: la extensión de agua es inabarcable.

Como advierte un reportaje de Der Spiegel (19-11-2009), la red que mide la temperatura mundial consiste en 517 estaciones de medición. El dato aportado por cada pequeño punto de medición se extrapola a una amplia región, a través de los modelos climáticos gestionados por superordenadores. Y sigue habiendo bastantes puntos ciegos. Por ejemplo, en el Ártico solo hay veinte estaciones para cubrir una vasta área. Así que hay amplio espacio para la discusión científica sobre por qué la temperatura de la Tierra ha dejado de subir.

No todo es la la acción humana

Algunos científicos piensan que la Tierra sigue enferma, aunque no haya aumentado su temperatura en la última década. Atribuyen esta estabilidad a las variaciones cíclicas de las condiciones de los océanos -los fenómenos de El Niño y La Niña-, y aseguran que eso no desmiente el calentamiento a largo plazo producido por las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los climatólogos predecían que la temperatura de la Tierra crecería entre 2,5 y 3 grados centígrados a lo largo del siglo, si no se reducían drásticamente las emisiones de efectos invernadero. Sin embargo, nadie sabe las oscilaciones que puede haber en las temperaturas en ese periodo, porque, junto a la actividad humana, en el clima influyen factores naturales cuyo control se nos escapa.

Para explicar el estancamiento actual de la temperatura de la Tierra, que nadie había previsto, algunos aducen una menor actividad solar. Otros, a las variaciones cíclicas de las condiciones de los océanos, especialmente las aguas profundas del Pacífico.

“No se puede negar que esta es una de las cuestiones más controvertidas en la comunidad científica. Realmente no sabemos por qué está ocurriendo ahora”, reconoce en la misma revista Jochem Marotzke, director del Max Planck Institut de Meteorología de Hamburgo.

Acaloradas discusiones no tan científicas

Lo malo es que en este debate que debería ser científico se intente ocultar información considerada inoportuna. De esto ha sido acusado un grupo de importantes climatólogos, que defienden la tesis de que la actividad humana es la responsable del calentamiento global.

Un ataque informático contra el Climate Research Unit de la East Anglia University en el Reino Unido, uno de los principales centros de investigación en este campo, ha permitido robar y desvelar en Internet más tres mil e-mail y documentos, cruzados entre algunos de los más influyentes expertos del clima.

Según explica el Wall Street Journal (23 y 24-11-2009), una revisión de los e-mails permite observar actitudes poco acordes con la discusión científica: expertos que urgen a los otros colegas del grupo a que se esfuercen por presentar una visión “unificada” de la responsabilidad humana sobre el cambio climático; consejos sobre cómo arreglar datos para que no comprometan la hipótesis preferida y para ocultar que la temperatura de la Tierra ha dejado de subir; estrategias para evitar que las visiones de los adversarios sean publicadas en las más importantes revistas o para desacreditar a revistas que no se suman a sus opiniones. Uno de ellos, por ejemplo, dice a propósito de la revista Climate Research: “Quizá deberíamos animar a nuestros colegas en investigacion climática para que dejen de enviar artículos a esta revista, o se abstengan de citar los allí publicados”.

El caso ha despertado una polémica que revela que el cambio climático se ha convertido en una de esas cuestiones donde la convicción de estar luchando por una buena causa sirve de pretexto para olvidar algunos criterios científicos y éticos.

El peligro es que “el afán de catequizar predomine sobre la objetividad en el debate científico”, como ha escrito en The Times (27-11-2009) Tony Brenton, diplomático británico retirado, que intervino en pasadas negociaciones sobre cambio climático. “Los informes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático parecen más ejercicios de persuasión que sobrios análisis científicos. Esto ha socavado la credibilidad de sus previsiones y contribuido al crecimiento del ‘agnosticismo climático’”.

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