Aunque la ley asimile cada vez más el matrimonio y la pareja de hecho, la realidad sociológica indica que las parejas que cohabitan sin vínculo son más frágiles y más arriesgadas para la mujer.
En defensa de la cohabitación se dice que permite a los futuros marido y mujer conocerse mejor y evitar así las uniones desafortunadas. Sin embargo, estudios hechos en distintos países han revelado no solo que las parejas de hecho se rompen más que los matrimonios, sino que también aquellos que se casan después de haber cohabitado son más proclives a divorciarse que los que no lo hicieron (cfr. Aceprensa 22-09-1999, “La cohabitación juvenil, ¿un paso previo o un paso en falso?”).
Michael y Harriet McManus, autores de Living Together: My…
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